Hoy no hay café, os pongo un chocolate delante de la chimenea y unos mullidos cojines para que la comodidad y el relax os vayan invadiendo....
Érase una vez... un oso que se hizo amigo de una luciérnaga que habitaba en el interior de una fresca y gruesa rama.
¿Os gusta el comienzo de la historia? Sigo pues...
Otras muchas luciérnagas vivían en el mismo árbol, por eso, cada anochecer, cuando se escuchaba mejor el arrullo del agua del río y los cri-crís de los grillos, las luciérnagas lanzaban desde el árbol su luz y, entonces, el árbol semejaba navideño.
Ahí estaba el gran oso, embobado mirando el árbol... como cada noche.
Poco a poco, los gusanitos de luz abandonaban el árbol y danzaban haciendo blancos y silenciosos castillos de fuegos artificiales.
Oh, se fijó el oso, seguía saliendo una pequeña lucecita del árbol, tan pequeña y débil que casi no era visible. El oso se preguntó qué gusanito podía quedarse en el árbol mientras los demás parecían tan felices. Y siguió preguntándoselo muchas más noches, porque la pequeña luz seguía allí cada noche, dentro de la rama.
Una noche, atrevido y pisando con suavidad, el oso se aproximó al árbol y susurró:
- ¿Hay alguien ahí?
- ...
- ¿Holaaaa?
- ...
- No voy a hacerte daño...
- ¿Seguro? - Respondió una voz finita y apenas audible.
- Claro que no. ¿Por qué no sales a volar?
- No me gusta volar.
- ¿Ni mostrar tu luz?
- No, porque quiero brillar como la Luna y no puedo hacerlo, soy pequeñita.
- La luna tampoco brilla cada noche igual y ella, pobrecita, no tiene luz, se la da el Sol. Tú tienes tu propia luz, pequeña pero brillante.
- ...
- ¿Qué te ocurre? Guardas silencio.
- No sé tampoco volar. Dijo entre suspiros y medios sollozos.
- Ya verás, si me dejas acompañarte cada noche en tu vuelo, aprenderemos juntos a volar. Yo practicaré contigo.
A la mañana siguiente los dos se pusieron manos a la obra. El oso, salta que te saltarás, trataba de llegar cada día un poco más arriba. La pequeña, de pie sobre su lomo, movía las alas sin parar...
Tras varios días de práctica, la pequeña consiguió despegar el vuelo; inmediatamente disfrutó haciendo piruetas en el aire.
El oso creyó que podía también porque se había contagiado de la felicidad de su pequeña amiga.
Ese mismo día esperaron con ansiedad la llegada de la noche. La pequeña luciérnaga le esperó impaciente en el interior de la rama del árbol. Llegó el oso sin retraso y ambos se sonrieron con picardía.
- ¿¿¿PREPARADOOOOS???
- ¡¡¡Preparadoosss!!!
- ¿¿¿LISTOOOOS???
- ¡¡¡Listoooos!!!
- ¿¿¿YAAAAA???
- ¡¡¡Yaaaaa!!!
Mientras la luciérnaga chiquitita volaba con las demás, el oso imaginó que su cuerpo era frágil y ligero, suave como el algodón... y voló, voló, y voló... con los ojos cerrados... e imaginó, imaginó, e imaginó... y sintió, junto a su amiga, la misma felicidad.
Cafelito, abrazo y gracias...
¡Qué bonito cuento! Me ha conmovido. Con nuestra mente somos capaces de conseguir cualquier cosa, por imposible que parezca, hasta volar! Gracias por esta historia y por el café ;-) Muchos besos.
ResponderEliminarGracias por venir, a veces la mente es fuerte y el corazón débil... o al contrario. Lo bueno es el equilibrio que tenían el oso y su amiga!
EliminarUn besito y un cafelito con cariño.
Ohhh he vuelto a sentirme niña, aunque solo sea una vieja osa. Gracias por este cuento tan lindo y por sus imágenes. ... y por el cocholateeeeee. Besos.
ResponderEliminarYo creo que siempre niña en ese aspecto, seguirán gustándome los cuentos; ahora disfruto también escribiéndolos y mis peques ni te cuento!!!
EliminarBeso, compi.
Qué bonitooooooooooooo!
ResponderEliminarEs un cuento precioso.
El chocolate de lujo. Siempre que pasamos por tu casa, hay cosas buenas...
Un abrazo.
Gracias, balamgo, eres muy generoso conmigo, pero me gusta que lo seas, jajaja! Me levanta el ánimo! Muchas gracias por venir.
EliminarBeso y chocolate espesito.
Que relato más tierno y emotivo. Ojalá algunas luciérnagas adiestraran así al Gobierno en pleno, y se los llevaron volando a Filipinas. En cuanto al chocolate, rico, rico rico.
ResponderEliminarBesos Censu.
Muchacho ¿Qué culpa tienen los filipinos? Mándales a EEUU que son muy amigos, hasta que les aguanten un mes ¡¡¡seguro que nos los devuelven!!!!! Jajajajjaja!
EliminarBeset, company.
¡Que tierno! Me gustan los personajes de tu cuento. Y eso de cambiar el café por chocolate de vez en cuando no es mala idea, me lo tomo. Gracias. Un beso. ;-)
ResponderEliminarYo te preparo lo que más te guste, hasta un mojito si te apetece. Gracias, Cristina, por tus palabras.
EliminarBeso, compañera.
Un relato para nietos y nietas, me lo agendo, eh!
ResponderEliminarEs precioso.
Abrazo de Oso :)
Todo tuyo, cada noche tengo que inventarme uno pero a la mañana siguiente ni me acuerdo porque siempre voy sobre la marcha, éste también salió de una tirada y a los peques les encantó.
EliminarBesito de luciérnaga :)
Qué tierno!!! Además, te ha quedado la mar de bonito, sí señora.
ResponderEliminarBirra, que estamos en fiestas y además cenamos fuera, jajajajaja...
Un beso
Muchas gracias, Valaf, hay días en los que sale bien el conato de idea que tenemos en mente. hay otros jueves que voy y vengo chorrocientas veces y nada me gusta!
EliminarBirra, birra y un par de tapas del mesón.
Rotllo i canya, company!
Un abrazo con cinta verde.
Un cuento para chicos y grandes con corazón de niño Censura!!!!
ResponderEliminarGuardar un poco de infancia en el corazón es muy sano, Lao, gracias por venir. Cafelito.
EliminarQue ternuraaa!
ResponderEliminarMe encantó, el cuento, las imágenes y el chocolate....
Miles de besosx4 Compy!
Gracias, COMPI en mayúsculas!!! me alegra que te guste. Ahora ismo me pongo a prepararte el chocolatito de hoy.
EliminarTe llegará un cestito con besos y flores de colores.
Es cierto, que ternura tan intensa despide esta historia... Creo que se quien habra disfrutado de ella de lo lindo...
ResponderEliminarUn abrazote, amiga
Mira qué astuto!!! Jajajaj, bueno, la luciérnaga ya fue bautizada como Chispa y el oso como Rasposo... luego vinieron las preguntas ¿Está solita? ¿Y su papá y su mamá? (muy importante esto, obvio) ¿Tiene abuelita? ¿Van al cole? ¿Y si se ahoga en el río? ¿De qué color es? ¿Saca buenas notas? ¿Tiene patines?... y un largo etc... No sé qué me dicierte más si contarlo o responder a las preguntas, jajaja!
EliminarUn abrazo bien gordo.
De como la perseverancia y los sueños, son capaces de hacer realidades.
ResponderEliminarBrillante narración, amiga.
Un abrazo.
Gracias, Juan. Aunque los sueños se queden el ello, solamente la fuerza mental puede transportarte al lugar ensoñado.
EliminarUn abrazo, compañero.
Ni brillo ni vuelo y me empeño en seguir soñando, sólo que al final se me comerá un oso.
ResponderEliminarBonita fábula.
Mejor te coma una luciérnaga. Sí que brillas, mira tu blog y verás...
EliminarGracias.
Y es que la imaginación todo lo puede amiga mía...El oso voló encantado junto a las luciérnagas...Y si un oso puede conseguirlo...¿por qué nosotros no...?
ResponderEliminarMi felicitación por tu creatividad constante y tu buen hacer, Verónica...Gracias por el chocolate, que me encanta...(sonrío)
Mi abrazo siempre.
M.Jesús
Sí, hay que ser ambicioso en las metas pero con prudencia, aunque lo logrado se quede en un sueño, la sonrisa siempre estará ahí. Hay que disfrutar del atrevimiento de tanto en tanto. Yo soy tan cabezota como el oso...
EliminarMuchas gracias, compañera. De nada, yo te preparo un chocolate siempre que gustes.
Beso bien gordo.
he regresado a la infancia ! jaja muy bonita fábula, nada es imposible : P
ResponderEliminarGracias, Begoña, por venir y por dejar tu comentario.
EliminarTe dejo un cafelito y un par de abrazos. Bienvenida, amiga nueva.
Bonito y entrañable cuento.
ResponderEliminarUn beso.
Gracias, Fabián. Muy amable.
EliminarUn besito.
Ahhhh, realmente hermoso el cuento amiga y con tanta ternura transmitida me encanto jejjejeje, el oso que volaba con la luciérnaga,...contagiado de felicidad,...bello me encanto....
ResponderEliminarSeguro que el oso será feliz creyéndose el mejor volador del mundo, despertará de su sueño y creerá que todo fue cierto. Las luciérnagas le mirarán de reojo y le sonreirán sin descubrirle el secreto...
EliminarUn beso y muchas gracias por leerme y por venir.
Andeee, qué rico se siente este cuento para grandes y chicos (en ese orden) ¡Muchas Gracias `ña Censu! De verdad todos necesitamos la clase de amistad que tienen la luciérnaga y el oso. ¡Qué poderosa es la confianza! Abrazote con cafelito, querida amiga!
ResponderEliminarEs importante en la vida de uno sentir que tiene un "oso" que ayuda y proteje, en quien confiar al 100%.
EliminarSer siempre "oso" es muy cansado, amiga mía; mejor turnarse dependiendo de la necesidad :))
Un café abrazado, Susana. Buen finde..
He leido tu respuesta a ANTIQUA y estoy seguro que cada pregunta que te habrán hecho tus pequeñines excitará tu imaginación para parir otra bella y tierna historia como esta. Es lo que tiene ser madre, saca a flote lo mejor de tí.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo. (Yo pongo los churros a esa taza de chocolatito).
Jajajaj, generalmente lo que me pasa es que pierdo el hilo doscientas veces a lo largo de un cuento de 10 minutos!! No acabo nunca!!
EliminarHmmmmm, churros, hace una eternidad que no los como. Qué buenos...
UN abrazo y un par de chocolates a la taza.
Que poeta ese oso.
ResponderEliminarEl oso poeta saltarín...
EliminarGracias por venir.
Ay pero que lindooooo ,cuando Mili llegue del colegio se lo voy a leer le va a encantar! te mando un gran abrazo!
ResponderEliminarLo más lindo es que el oso se animó también a volar,soñar no cuesta nada! además de ayudar a una tímida luciérnaga y ganarse una amiga con luz propia se atrevió a ser feliz también al lado de ella! super lindo!
ResponderEliminarHola, querida mía. Espero que le guste a la peque. A los míos les encantó. Me alegra verte en activo y saber que estás bien.
EliminarMuchas gracias por esta siempre a mi lado.
Un abrazo bien grande y muchos besos a la pequeña Mili.
Bonito cuanto. El oso, como nosotros soñó que podía hacerlo y lo hizo, y de paso ayudó a su amiga la luciérnaga.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, Carmen. Ojalá nuestros sueños se volvieran realidad, aunque si los sueños de todos, buena y mala gente tienen que cumplirse, la guerra onírica sería terrible...
EliminarUn abrazo.
La fuerza del deseo acompañada de la imaginación. Una bella historia, tierna e ilustrada con esas imágenes que muestran instantes claves... ese oso a los saltos en plena práctica, me encantó! Por otro lado, esa fuerza interior, es alimentada por la compañía, el apoyo y la solidaria colaboración, algo que ya es mucho! Rico chocolate y cómodos cojines, tú sí que sabes cómo recibirnos! :)
ResponderEliminarBesos al vuelo!
Gaby*
Creo que los sentí como la pareja perfecta, tan distintos que por ello se complementan. Lo bonito es que cuando nos sentimos luciérnaga tengamos a un oso al lado, y que cuando nuestras luciérnagas temen algo tengamos la capacidad de ser osos.
EliminarSoy una chica hospitalaria :))) Me gusta la gente amiga, mucho.
Un par de besos luminosos.
Que hermoso cuento!!! Teniendo confianza en uno mismo cualquier cosa se puede lograr y lo que no se puede lograr se sueña!!!
ResponderEliminarUn beso enorme.
Parece que voy descubriendo a los dos animalitos del cuento gracias a vuestros comentarios. Sois perfectos. Ves? Gracias a ti veo a un oso seguro de sí mismo... :))
EliminarUN besito y tu chocolate, compi.
Un cuento precioso y tan bien ilustrado...
ResponderEliminarMuchas gracias, Tracy, eres muy amable conmigo.
EliminarUn cuento fantástico para niños, incluso para los que pasamos de 50, jeje. Me ha gustado, amiga. Besos.
ResponderEliminarUn cuento maravilloso ! Me ha encantado y además nos enseña que con imaginación y buena disposición somos capaces de todo, hasta de volar!!!!
ResponderEliminarUn beso y esta vez me quedo con el chocolate!
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPero qué cuento más bonito! Espero que no se me pongan celosos los demás pero ha sido el mejor que he leído. Muchas gracias por participar!
ResponderEliminarUn beso grande
P.D.: Ya he arreglado las fotografías y os he puesto nombre a los "sin nombre" :-)
Un precioso cuento, y con enseñanza como deben ser los cuentos: Amistad, divino tesoro.
ResponderEliminarUn abrazo lleno de ilusión.