Aunque en un entorno limitado y el cielo sobre nuestras cabezas, los altibajos de la vida nos mantienen ávidos de seguir en la escalera. En ningún momento y en ningún lugar dejaremos de vivirla con coraje y pasión. Para hallar nuestros momentos de paz nos sentaremos calmamente en cualquiera de sus peldaños, con claridad u oscuridad, arriba o abajo, cara al naranja, blanco o amarillo, y no pensaremos en nada, en nadie, en ningún tiempo, en ningún lugar. Cerraremos los ojos, la brisa nos mecerá, el sol nos estabilizará...
Podemos seguir amando nuestra vida, podemos seguir.
Nuestro café...
Suelen llevarnos las propuestas a lugares insospechados, sentir la vida como el viaje a ninguna parte es una de las facetas más terribles de la desesperación.
ResponderEliminarGracias, Sindel.
Excelente reflexión que -comparto- resulta ser una de las peores caras de la desesperanza.
EliminarUn fuerte abrazo
¡Vamos a seguir!
ResponderEliminar¡Venga!
EliminarInteresante mensaje el de tu entrada, que tu comentario complementa.
ResponderEliminarSaludos.
Gracias, ese sube y baja de la vida que nos marea más que más...
EliminarUn abrazo.
Verónica, tu post me hizo reflexionar en esa escalera de la vida...¡¡Cuántas veces nos detenemos, descansamos y tomamos fuerza para seguir esta aventura vital...!! Lo importante es seguir adelante con pasión.
ResponderEliminarMe alegro de volver a leerte después de mi gran aventura australiana, amiga. Mi abrazo y mi cariño.
M.Jesús
¡Es verdad! Estabas visitando a la familia, no me acordaba ¿Qué tal todos? ¿Cómo fue todo? Seguro que lo pasaste genial y hasta se te hizo corto.
EliminarGracias por venir a verme. Un beso, compi.
No vayamos, no cerremos los ojos y continuemos. Nos has hecho pensar y eso siempre ayuda a limpiar el armario del cerebro. Un abrazo
ResponderEliminarLa vida es muy corta, pero aún así hay que omarse momentos de reflexión, tanto cuando vamos de caída como cuando ascendemos.
EliminarBeso y té de tomillo con miel.
A mí esas escaleras de caracol, me marean un montón, porque como estoy de lo mío como estoy.
ResponderEliminarBesos.
No pasa nada. Qué date en un peldaño y descansa, hay mucho cielo para mirar...
EliminarUna abrassada i un poliol.
La vida como una escalera, subiendo de a poco, tomando tiempo para buscar paz o reposo y reflexionar. Tal como lo hice leyendo tus palabras. Muy buen enfoque le has dado a esta semana, te aplaudo.
ResponderEliminarUn beso enorme.
Gracias, me costó encontrarle el punto, pero apareció esta imagen de subidas y bajadas en un mismo plano y me salió la metáfora.
EliminarMe subiste el ánimo :)
Tu beso y tu cafecito, compi.
Buenos días, Verónica:
ResponderEliminarPor suerte mi caminar suele ser fácil, evito en lo posible peldaños, cuestas y carreras.
Salvo en lo imprescindible, procuro caminar sin otro objetivo que el disfrute, no ambiciono ser más o tener mucho, con lo que suelo sentirme liviano.
Más que de acompasar el paso, soy de acurrucarme un rato, por lo que cuando la ocasión es propicia para la tentación, me tumbo en cualquier lugar donde pueda compartir un buen sentir.
Y ahora voy y me acurruco a tu lado, Verónica.
Esa es la clave de la vida, ni ser ni querer demasiado, basta con sobrevivir dignamente y mejorar el conocimiento día a día. Ya te dejo un hueco para el acurruque...
EliminarMuchas gracias, Nino.
Eso es la vida... Una escalera compuesta de mil escalones de formas y colores diferentes... Pero como decía no sé quién... Si no subes hasta llegar al último, no veras jamás como el mundo queda a tus pies.
ResponderEliminarUn besazo.
Siempre tras el último habrá otro necesario que deberemos subir, si no es por nosotros será por los nuestros. Yo me quedaría ahí, en ese escalón superior, un buen tiempo; me gustaría contemplar sin actuar de tanto en tanto.
EliminarUn beso y gracias.
Así es la vida un no parar, un viaje a muchos lugares y a ningún lugar en concreto en el que pensar, ya que solo el destino sabe el final.
ResponderEliminarBesos
Sí, solamente el destino sabe cuándo será. Los humanos simplemente sabemos que será, nos guste o no.
EliminarUn abrazo y un cafelito para los dos. Gracias por venir. Descastada yo, mucho que no te visito. Ahora voy ¿Vale? :)
La solución es siemrpre dejarse llevar. Mansamente, humildemente, sin forzar ni el tiempo ni el destino. Con el testimonio de un afecto verdadero.
ResponderEliminarLo terrible es que las malas circunstancias te arrastren en su pérfida corriente y no seas capaz más que de asomar la nariz del agua, al menos por los tuyos.
EliminarNo soy yo demasiado mansa, amiga mía... :)
Un gran abrazo.
La vida hay que vivirla a cada instante, tanto lo bueno como lo malo, todo nos va haciendo como somos, lo importante es saber las cosas negativas desde la menor manera posible.
ResponderEliminarUn beso.
Quise decir: " es saber llevar" me comí el verbo "llevar".
EliminarOtro beso.
María mía, solamente el tiempo consigue difuminar lo negativo, la cicatriz permanece y vuelve a sangrar en cuanto viene al caso. En estos momentos ya no sé si soy capaz de distinguir entre pesimismo y realidad, ya se me han fundido.
EliminarGracias por venir, me gusta verte. Capacito de abrazos.
Me quedo con ese "podemos seguir..." ...y con un café, obvio!!
ResponderEliminarUn beso.
¡Qué remedio! Hay que hacer por poder entre cafelito y amigos. Si no por nosotros, por ellos, por quienes nos necesitan.
EliminarUn beso, compi.
¡Qué remedio! Hay que hacer por poder entre cafelito y amigos. Si no por nosotros, por ellos, por quienes nos necesitan.
EliminarUn beso, compi.
Sé de muchas oficinas gubernamentales que desearían tener esas escaleras en sus puertas para que nadie más que ellos mismos sepan como salir de alí.
ResponderEliminarUna imagen digna de las Doce tareas de Asterix...
Saludos
J.
jajaaja, muy buena esa ironía!!
EliminarUn abrazo.
Es una escalera que no lleva a ninguna parte, estar siempre en el mismo sitio. Y sin palabras... Ah! Pero qué lindo tomarme un café contigo. Es la única escalera que merece la pena.
ResponderEliminarGracias, amiga. En lo alto de la escalera o saleindo por la pequeña puerta que hay abajo, te esperaré siempre con el cafelito en el termo para que no nos enfríe.
EliminarSentarse a arreglar el mundo en la mesa de un cafe. Con la escalera que pega tantos giros como nuestras vidas
ResponderEliminarHay que seguir....sin prisa porque ningun lugar pude ser el inicio de todos loa lugares. Besos.
ResponderEliminarHay que seguir....sin prisa porque ningun lugar pude ser el inicio de todos loa lugares. Besos.
ResponderEliminarMe quedo con ese parón tan momentáneo como necesario. Un tiempo para la reflexión, el descanso, la introspección y cargar las pilas para luego seguir caminando, aunque caminar duela. Inquietantes escaleras sin principio ni fin.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.