El párroco de Velardi se deshizo de la sotana violentamente. La lanzó al suelo y la miró con asco torciendo el cuello. Vistió de paisano, peinó su cabello con aceite de brillantina y se afeitó con mucha mayor pulcritud que de costumbre. Empaquetó lo necesario en el maletín y salió de casa cerrando con dos vueltas la llave.
Subió al barco y saludó, como un caballero, a algunas hermosas damas, rozando con la yema de dos dedos el ala de su sombrero de forma cortés.
Entre el gentío perdió su mirada. Muchos familiares venían a despedir a los pasajeros. Él no esperaba a nadie. Nadie sabía de su partida y nadie sabría hasta el jueves; para cuando Salustia viera muerto al pequeño Juan y la sotana ensangrentada, él estaría lejos.
Cafelito...
Horrible, nada más que decir.
ResponderEliminarBesos para los cuatro.
Al empezar, parece que el personaje dejó atrás su celibato. Y se va al crucero a conquistar hermosas damas, en forma cortés.
ResponderEliminarPero huye de las consecuencias de un asesinato, que cometió. Un giro argumental bien planteado.
Un abrazo.
Algo salió mal, miró la sotana con asco. Pobre Juan. Y un hurra para ti y tu manera de escribir
ResponderEliminar¡Vaya tela!
ResponderEliminares de madrugada y sonrío un nuevo dia de sol está naciendo un brindis de calor por tus letras
ResponderEliminar...Y ni el mar con todo su poder, borrará la barbarie.
ResponderEliminarDeberías de escribir una novela. Poca gente es capaz de tansmitir tanta inteligencia.
ResponderEliminarUn beso.
Hola; vaya cambio con la frase final. Tan puro como un cura, tan aceptado socialmente y luego es tan negro como su sotana ensangrentada. Toma imagen. Un texto genial.
ResponderEliminarUn abrazo. Pablo.
Pocas palabras para narrar una tragedia similar a las tantas que solemos ver en la página de policiales. Que sea cura es un detalle que le agrega mayor drama a la tragedia, claro. Buena historia para aportar a la convocatoria. Un abrazo
ResponderEliminarExcelente! Cortito y muy efectivo.
ResponderEliminarLa sorpresa del final le da el toque mágico
Felicitaciones! Me ha gustado mucho
Magnífico. La escala del buque sería su pasillo de la muerte. El que la hace la paga. Tan pocas palabras y la de lecturas que tiene tu microrrelato.
ResponderEliminarGracias por participar.
Un beso y venga ese café.
Terrible. El mal impregna y no se sabe el por qué.
ResponderEliminarUn abrazo
Wowowowo… me dejaste sin palabras… magnífico relato, aunque parezca aún poco.
ResponderEliminarUn beso.
Un relato que me ha dejado sin palabras, impecable por lo que de dureza y realidad tiene, besos.
ResponderEliminarTan real como la vida misma... Y bajo el nombre de Dios se sigue matando... por la ley del Hombre la inocencia, el futuro y la dignidad.
ResponderEliminarUn beso.
Siempre hay un pequeño juan de por medio cuando se trata de la iglesia, por qué será?
ResponderEliminarSaludos,
J.
GRACIAS POR LEERME.
ResponderEliminarUN BESO A TODOS.
MUCHAS GRACIAS.
Hola, de vez en cuando hago una búsqueda de amigos de mis amigos en la red, esta vez te he pescado, he entrado en tu blog, al azar he leído este post, y tengo que felicitarte por lo fácil que lo haces para transmitir lo que quieres expresar. te seguiré visitando con tu permiso
ResponderEliminarSaludos