Hubo una vez... en que los mongoles ansiaron poseer las tierras orientales de Japón; cruzando los reinos de la antigua Corea, se lanzaron al ataque en dos ocasiones, ambas con todas sus fuerzas. En 1274 comenzaron a avanzar con 1000 naves y 40.000 soldados, en 1281 lo intentaron con más intensidad llevando 4500 naves y 145.000 soldados. En ambas ocasiones la flota fue destruida y de la tropa apenas quedaron supervivientes. La naturaleza se puso de parte de Japón mandando dos "hermosos tifones", dos DIVINOS VIENTOS.
Las palabras "divino viento" las conocemos hoy día, aunque no lo sepamos, con su nombre japonés original kami kaze.
Cafelitoooo...
Una coincidencia muy oportuna o un mensaje de la naturaleza.
ResponderEliminarGracias por contar esta historia.
Un cafecito viene bien para este día lluvioso, en esta parte del mundo.
Saludos.
Los estadounidenses acuñaron el termino para definir los ataques suicidas de los japoneses, ahora lo utilizamos con menos rigor y los japoneses nunca le dieron este sentido. Viento divino es más poético y menos violento. Gracias por contarnos las cosas con tanto arte. Abrazos
ResponderEliminarGracias por compartir café e historia!
ResponderEliminarUn abrazo
Leyéndote siempre aprendo cosas nuevas.
ResponderEliminarQue tiempos aquellos en que chinos, japoneses, mongoles, etc. asombraban al mundo...
ResponderEliminarFijate ahora como están los pobres chinos...
Y los mongoles ya nadie sabe siquiera por donde andan
Un abrazo
Salut ¡
ResponderEliminarGracias por contarnos esta historia no la conocía,ni sabía el significado de kami kase,te mando un abrazo Vero vine a leerte mientras mis hijos se visten para el colegio así que me levanto rapido y los apuro porque sino llegamos tarde jijiji,.un abrazo grande querida amiga!
ResponderEliminarEntre tifones y conquistas épicas desvelamos un Oriente maravilloso que tanto nos cuesta valorar desde occidente. Sin embargo, ahí está siempre cacheteándonos nuestra contabilidad amarreta de acumulación.
ResponderEliminarBesos!
Siempre aprendiendo con tus historias.
ResponderEliminarBesos.
Me deslizo por tus palabras como quien se desliza por un atrayente tobogán donde se disfruta con el placer de aprender...
ResponderEliminar¡No te la puedo creer! ¡Mirá de lo que me vengo a enterar!
ResponderEliminarEsto cambia para siempre el concepto que tengo de ese término. Claramente los japoneses no lo utilizan en el mismo sentido en que lo utiliza occidente.
Muchas gracias por esto. Cambia mi concepción.
Un beso!
Algún viento sea o no divino nos vendría bien como país a ver si nos quita la caspa de la cabeza de una vez. O quizás no, que aquí cuando soplamos se nos va toda medida. ¡Virgencita, que me quede como estoy!
ResponderEliminarBesets, amics.
Buenas tardes, Verónica:
ResponderEliminarEn mi necesidad forzada de excusar las consecuencias que sobre los demás tienen mis temporales impulsivos, suelo culpar al viento en su soplar por acercarme al desvarío de un comportamiento suicida con el afecto.
Por suerte, no fue el viento, sino tu humanidad la que me acercó a ti –calculo que hace ahora casi tres años–. Por suerte la tuya no era una misión kami kaze”, sino que una visita sugerente. Por suerte, ha pasado el tiempo y a tu lado encuentro refugio frente a los tifones de los miserables y los aires de las endiosadas. Y, mientras disfruto en tu compañía también aprendo –desconocía esta historia; o si me la habían contado, no lo habían hecho como tú–.
Gracias a ti, Verónica.