No era
posible seguir sus directrices si deseaban obtener un éxito en la
investigación; llegaba a media mañana y durante unos minutos, el arqueólogo
jefe necio y presuntuoso, dictaba unas directrices fuera de lugar.
Afortunadamente, el trabajo de campo lo realizaba él en su lugar, aparentando
cada día, al ofrecerle el informe, que había seguido fielmente sus órdenes.
Treinta y cuatro tumbas orientadas al norte y situadas en paralelo habían sido
halladas y dejadas intactas porque seguían apareciendo más y era necesario
observar el conjunto de lo que aparentaba ser una rica y enorme necrópolis. Una
extraña necrópolis en la que los sarcófagos no tenían tapa, estaban sin cubrir y
todos los difuntos estaban envueltos completamente en tiras de telas ásperas de
vivos colores pero sin dibujos, los cuerpos aparecían absolutamente cubiertos y
sin ningún objeto a su alrededor. Cada cadáver debía medir entre 120 y 130 cm.
Tras un año
de trabajo el arqueólogo jefe dejó de aparecer; se contentaba con un informe y
fotografías actualizadas mandadas a diario a través de un simple correo
electrónico. En aquella época las tumbas halladas a cinco metros de profundidad
ya eran 346 y ocupaban una gran extensión; todos los féretros sin tapa y los
cadáveres del mismo tamaño envueltos con las mismas ásperas tiras de vivos
colores.
Aquel día,
jueves 20 de septiembre, ocurrió algo fascinante, se acabó de excavar y limpiar
la tumba y el sarcófago 347, pero éste estaba cubierto por una gruesa tapa de
madera completamente tallada con delicadas escenas que se suponían de teatro,
porque todos los diminutos personajes portaban hermosas máscaras y se
encontraban en posiciones teatrales. Esperó la noche y a que todos los
trabajadores se retirasen a descansar. Se acercó al féretro portando una
linterna, la dejó sobre una piedra y retiró la tapa, le pareció percibir que las figuritas talladas cambiaban de posición como en un alegre baile pero dejó la imagen de lado; el pequeño difunto estaba envuelto con un suave y
blanco lino, sus manos se mostraban al descubierto y una máscara de oro cubría
su rostro. La tersura de sus manos le hizo estremecer, rosadas y frescas, vivas
y palpitantes. La máscara representaba a una niña de belleza extrema,
aparentaba estar viva bajo ella, su oscuro y brillante largo cabello ondulado semejaba
recién cepillado. Con una tranquilidad que no sentía, sostuvo con ambas manos
temblorosas los dos lados la máscara y la levantó sintiendo, desde lo más hondo
de su espíritu, que esa profanación no iba a quedar sin castigo.
El rostro
era el de una anciana de apariencia dormida plácidamente que no se correspondía
con las tersas manos. Abrió lentamente los ojos y le miró; al instante recuperó
entre vapores una alisada y joven piel. Levantó una mano sin pronunciar palabra
mirando al vacío.
De los
féretros restantes se alzaron 346 niñas de igual belleza, cayeron sus vendas, se
tomaron de las manos y formaron un gran círculo. En el centro apareció el
arqueólogo jefe con aspecto aterrorizado flotando boca abajo… y la obra de
teatro comenzó su representación.
Más comedias, dramas, tragedias y almas enmascaradas en NEOGEMINIS
Un magnífico Relata con una narración perfecta y un argumento lleno de enigma y misterio.
ResponderEliminarUn abrazo.
Gracias, Pedro. espero que te haya hecho pasar un rato distraído.
EliminarAbrazo y café!
guauuuuu!!! ese final no me lo esperaba! realmente fantástico, creaste un clima de intriga y suspenso que atrapa de inmediato al lector y cae, como el arqueólogo, fascinado por el misterio que oculta la máscara!
ResponderEliminarMuchas gracias Vero por sumarte con este texto tan especial!
Un abrazo
De nada, eso le pasa al arqueólogo jefe por banalizar la importancia del poder de las sagradas niñas... el otro, el que permaneció a cargo de la excavación, supongo que se moriría del susto viendo la representación...
EliminarDe nada, me lo pusiste muy difícil, compi!
Un beso.
Yo tampoco me esperaba esa final, y la verdad es que al igual que él arqueólogo, las niñas como que me han dado un poco de miedo. Gran relato.
ResponderEliminarBesos censu.
Gracias, es que las niñas son poderosas actrices, educadas para representar la espada de la justicia, la labor de las Moiras... BU! :)))
EliminarBesito, Rafa.
De eso se trata, de sorprender y tu eres una maestra. Al final del jueves lograras que hagamos un corro en torno a ti con la mascara de sorpresa, admiracion, satisfacion, otras cuantas mas, hasta de envidia ajajaja.
ResponderEliminar346 aplausos y un beso.
Coñe, tu lo que quieres es matarme del espanto!!! Mejor quedamos los 346 a tomar un café con la cara descubierta!!! Chica, qué susto!!! Anda que lo escribo yo y me susto sola, ya digo yo que no valgo para los miedos! :)))
EliminarUn beso, Rosa.
Que buena historia. Hay mascara y hay teatro. Lo que no entiendo es el terror del arqueologo. Es como asustarse ante la aparicion de una silfide. No tiene sentido.
ResponderEliminarHombre, pues una sílfide anciana que se transforma en chica en edad de merecer, jajaja, y que hace que casi 400 damiselas se pongan en pose para sacrificar al inepto arqueólogo jefe, imagino que le pondría al pobre encargado los pelos como escarpias!!!!
EliminarNo puedo entrar en tu link...
Un abrazo, Sr. Demi.
Pasarán siglos y vendrán arqueólogos, uno inutil el otro entregado, y del reposo se despertarán los espíritus infantiles. No es bueno jugar con los muertos vivientes, tienen sus reglas.
ResponderEliminarRelato en plan inquietante con final agobiante, aplauso.
Petons 4 x 4.
He visto y trabajado con algunos arqueólogos que daban tanta importancia a lo hallado como a la hora del almuerzo. Otros, amateurs y aqueólogos de papel, vibramos sólo con acercarnos a cualquier lugar que fue... cantar en el Epidauro un fragmento de mi interpretación de los himnos délficos y escuchar mi voz resonar... Oh, podría haber muerto de la emoción en ese mismo momento. De ahí surgió el relato, y de una española que dijo, "vámonos porque ya hemos visto dos teatros y todos son iguales..."
EliminarBesito, templà!
Ayyyy Epidauro y su acústica, ayyy el Panteon romano, hay piedras amadas, lo que tienen que soportar, turismo borde, abstenerse. Te comprendo y me haces llorar de emoción, lloro ante un capitel, así que...Petons ben plantats arqueóloga enamorada.
EliminarVerónica,me sorprendes amiga.
ResponderEliminarRealmente manejas los hilos del misterio y el enigma de maravilla.Me ha encantado tu historia,puede que la linea entre la realidad y el mas allá a veces sea transparente...
Nos deja pensando en ese arqueólogo,que se volvería loco danzando en un baile extraño y fantasmagórico...
Mi felicitación y mi abrazo inmenso por tus dotes narrativas y tu cercanía.
FELIZ MIÉRCOLES,VERÓNICA.
Gracias, tratar de hacer relatos con palabras dadas siempre me resulta complejo, pero debo tener a mi musa - raña, paseando por entre las neuronas de la fantasía y, aunque nunca me gusta lo que escribo, nunca jamás, al menos me divierto creando un ambiente diferente.
EliminarGracias, amiga. Feliz día, que descanses.
Hay hija me has dejado a mí con más susto que al mismísimo arqueólogo, menos mal que te he leído temprano, si llega a ser antes de dormir, me veo con los ojos como platos toda la noche, no me esperaba el final, me pilló de sorpresa, eso quiere decir que te he leído sin pestañear, y estaba totalmente metida en el relato. Muy bueno, y además es usted muy madrugadora. Me acabo de tomar un café a tu salud, espero que ya estés bien. Besitos.
ResponderEliminarJajaja! habría que catalogar por relatos según la hora de leerlos:
Eliminar- matutinos
- media mañana con café
- media mañana sin haber almorzado
- adormilado antes o después de la siesta
- tarde con café y pasta
- tarde bostezando
- noche entrada
- medianoche después de las 12.... BUUuuuuu!
Hay que aprovechar las horas en que los peques están en el cole.
Mujer, me ha sentado de lujo ese café a mi salud que falta le hace; nada, que no se va, parezco una vieja con tanta píldora sobre la mesa... ahora parece que quiere el olfato percibir alguna cosa allá a lo leeeeeeeeeejos!!
Un beso y muchas gracias.
Es que cuando las mujeres nos tomamos de las manos formamos un gran cìrculo y nos unimos suceden cosas asombrosas...jajaja
ResponderEliminarBesosss Compi, rico cafelito!
Todas somos un poco magas buenas y brujillas malas...jajajaj! Y si nos aliamos, que tiemble el cosmos entero!
EliminarUn beso, COMPI!
Lo has relatado tan requetebien, que he sentido miedo, ya estas horas de la noche, ya me dirás. Pero esto es un buen síntoma, tienes una gran capacidad para llevarnos con tus letras a donde quieras.
ResponderEliminarMe quito el sombrero ante ti.
BESOS.
Gracias, yo misma trato de pasarlo bien y dejar que la imaginación me lleve a otros aspectos no diarios...
EliminarUn abrazo, ahí te dejo un buen cafelito.
Ni la importancia de un descubrimiento logra eclipsar la conflictividad entre los hombres. O quizás sea al revés: su propoia importante es lo que aviva las fisuras y la competencia.
ResponderEliminarUn beso, Censu
Los humanos somos conflictivos para todo y si no tenemos nada que decir nos lo inventamos, si no tenemos problemas los buscamos... los hay que no podemos estar de brazos cruzados por eso somos más pobres que las ratas de barco; y otros que se pasan la vida brazo sobre brazo y tienen las arcas repletas.
EliminarBesito, compañero.
Entretiene. Despierta nuestra curiosidad al extremo. Y sorprende con un final fantástico.
ResponderEliminarUna puesta en escena muy moderna a pesar de lo antiguo de las emociones que maneja.
De paso amiga, te agradezco tus preciosas palabras,te lo digo con mucha emoción!
No hay de qué, ya sabes que si no lo pienso no lo digo.
EliminarGracias, me alegra que te gustase el relato.
Besos a todos.
Un genial relato amiga, me sorprendes, tienes una creatividad e imaginacion fabulosas, arqueologos y momias siempre despiertan curiosidad, ademas que son encantadoras, el final de asombro, jamas me lo hubiese imaginado,..para nada predecible,...
ResponderEliminarAh, eso es bueno, que haya sorpresa final pero sin cerrar el relato, lo dejo abierto a la imaginación de cada uno...
EliminarUn abrazo y muchas gracias por tus amables palabras.
Hola Vero:
ResponderEliminarYo es que en temas de arqueología tengo mi yuyu encima...dímelo a mi que me tocó inspección en un cementerio...
Aunque mas macabras, la obra que les relato...ya la vereis ;)
Besos
Wendy
Holaaaaa! Qué alegría verte por mis lares, paso corriendo a leer tu texto! Si tengo que inspeccionar un cementerio no duermo en 25 años!!!!
EliminarBesito y café.
Oh, que imaginacion... No habras escrito esto poseida por alguna fiebre extraña, amiga...
ResponderEliminarMe encantó, con ese final que lo rompe todo
Un abrazo
Poseída por una sinusitis y un montón de antibióticos, como no sea eso...
EliminarMuchas gracias, la escena final espero que la completéis vosotros ¿Muere el inepto? ¿Se cargan las doncellas al atrevido que le quita la dorada máscara a la maestra de escena???
Un abrazo, amigo.
Extraordinario!!! SÍ SEÑORA.
ResponderEliminarLa escena de terror del final me ha sorprendido: ya estaba imaginando otro final y, francamente, tu giro ha sido fascinante.
Un beso
Ah, pues si no quieres que muera de la curiosidad, ya me contarás cuál es ese final!!!! Sí? Sí? Sí?
EliminarMuchas gracias, caray me sonrojo!
UN BESO Y UN CAFÉ.
Un gran relato Censura, con un final sorprendente y bastante inesperado. Cuando se remueve algo que ha estado en paz y silencio durante tantos siglos, debe de dar un yuyu muy parecido al que nos cuentas.
ResponderEliminarPor otro lado me ha encantado lo que nos cuentas en el comentario del payaso de la sonrisa. Me ha emocionado. Me encanta conocer gente tan solidaria y agradecida.
Un abrazo muy fuerte.
Gracias, cuando he participado en alguna excavación, siempre me ha parecido que estaba profanando alguna cosa sagrada. Una urna funeraria de una gran-super-maxi excavación cerca de una Ciudad de Vacaciones, tenía dentro un pequeño cráneo, un espejito, un ungüentario y una especie de cuenta de collar alargada que, tras mucho estudiar, se vio que era el extremo de un silbato de imitación... La emoción me dura hoy todavía. El artículo se publicó pero nadie le dio ninguna importancia...
EliminarEn fin...
Gracias por tus palabras, amigo.
Beso.
¡Que relato más chulo! Y para nada me esperaba ese final. Me han gustado especialmente las descripciones, me imaginaba todo a la perfección. Enhorabuena y gracias por tu gran aportación a este jueves de teatro, máscaras y apariencias. Un beso.
ResponderEliminarGracias, bienvenida de nuevo, amiga! Me alegra que te gustase, creo que al releerlo hoy me ha dado la impresión de un aire al Exorcista, cuando inician la peli con las excavaciones.... BUuuuu!
EliminarUn beso, Cristina.
Da miedo de verdad, y un final inesperado. Ver todos esos sarcófagos sin tapas debió de ser espeluznante. Excelentes descripciones.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias, compañera... me daba más repelús ver a los pequeños envueltos cadáveres sin cubrir por la tapa salvo la maestra... Gracias. Un beso.
EliminarMe encantó... he pasado miedo, es más, es una sensación que aún habiendo terminado de leerlo permanece, has ido envolviéndome en el misterio, en el ambiente, en la curiosidad. No hay que ser descreído ni curioso... es cierto, pero es que la inquietud y los descubrimientos van juntas...
ResponderEliminarBesos!!
La representación final es lo que da más impresión porque se nos queda la mente abierta al qué le va a pasar al inútil del arqueólogo, si ya había sucedido más veces, si era la primera vez, si estaban esperando el momento....
EliminarMuchas gracias, un beso, Nieves.
Me ha gustado este relato Verónica, has conseguido atrapar, has creado un ambiente de misterio con una resolución para nada esperada. El final fantastico.
ResponderEliminarNo, no se puede juegar según con qué.
Besos x cuatro.
No, si no te invitan mejor que no juegues con una peonza. Yo que he participado en excavaciones griegas, romanas, íberas, musulmanas, a veces todas juntas por sustratos, siempre me da la misma impresión poder tocar las piezas. Es algo irreverente.
EliminarUn beso cuadruplicado.
GENIAL CREATIVIDAD!!
ResponderEliminarUN ABRAZO
Gracias, compañera!
EliminarUn abrazo y un café.
Un relato que mantiene la atención hasta el final. Un beso
ResponderEliminarUn poco largo, pero no sabía por dónde cortar... Gracias por venir y por tus palabras, amigo, cafelito extra.
EliminarSolo le ha faltado ver los efectos de luces, porque sentirse se sienten a medida que se va leyendo tu relato. Que buena ambientación para ese final tan paranormal y tan góticamene terrorífico.
ResponderEliminarUn beso grande, Vero
Hombre, qué alegría leerte!
EliminarSeguro que de los pequeños cadáveres salía un tono ácido y amarillento, muy pálido... como cauteloso...
Un beso bien gordo, Manuel, amigo.
muy buen relato y ese final fue muy inesperado muy bien
ResponderEliminarGracias, muchas gracias, María. Un beso y feliz día.
EliminarEnhorabuena! eres una arqueóloga o antropóloga creativa y muy elevada y lírica. Tampoco imaginé el final y el porqué de las 346 tumbas con los cadáveres de 120 ó 130 cm.
ResponderEliminarEs cierto, se desea llegar al final del texto para saber qué secreto contiene :))
Un abrazo
PS: no puedo enlazarte directamente desde mi blog, es decir, cuando dejas un comentario no puedo regresar a tu blog desde tu avatar, tengo que buscarte por los demás blog para poder leerte. ¿Por qué sucede ésto? de veras, no sé el motivo de este fallo.
La gracia está en el final, nooooo no soy ni antropóloga ni arqueóloga, pero sí he participado en muchos trabajos de campo por mi área de trabajo docente.
EliminarNo sé lo que pasa, ya me lo han dicho más amigos y no sé solucionar el problema porque no sé de dónde viene.
Un beso y un cafelito.
Terrorífico relato, Vero. Especialmente en el tramo final del mismo, con esas 346 niñas levantándose de sus tumbas y preparándose para un extraño ritual guiadas por una maestra de ceremonias, única con categoría suficiente para tener su tumba sellada.¿Será cíclico y una vez consumado lo que parece que se encamina a un sacrificio volverán a dormir enterradas hasta que otro arqueólogo, en otro siglo venga a despertarlas nuevamente?
ResponderEliminarUfff, un inquietante relato.
Besos.
Por eso lo dejé abierto, era bonito pensar en si ya se había hecho el ritual más veces o era el estreno e la obra... BBBbbbbuuuuu! ¡Qué susto!
EliminarMuchas gracias, Pepe, un beso a los dos.
Hola, Vero.
ResponderEliminarNi que decir tiene que tu relato engancha de principio a fin. La rendija de aire la origina imaginar la imagen de ese inútil arqueólogo jefe flotando y además, boca abajo.
No escapó al castigo Vaya que no...
Un abrazo.
Lupe
Cada agresión debe merecer su respuesta, así le llegó la suya, restando importancia a algo sagrado que de verdad la tenía. Pagó su desidia muy cara... o no. ¿Qué le hicieron?...
EliminarUn besito, Lupe.
El arqueólogo, de seguro, se habrá asustado como un niño ante tanta amenaza girando entorno a él. Excelente relato, bien construido, sorprende su final y manejado a la perfección. Que jueves tan interesante y productivo!
ResponderEliminarCreo que se quedaría quietecito y sin pestañear, tratando de pasar desapercibido, no fuera que...
EliminarMuchas gracias, Luis. Un beso.
Es un relato original y muy bien escrito con un final sorprendente. Me ha gustado mucho, ¡enhorabuena!.
ResponderEliminarUn abrazo
ibso
Gracias, compañero, Me alegro que te distrajera un rato, de eso se trata de divertirnos y de entretener a los demás también...
EliminarBeso y café, feliz día.
Parece que últimamente andamos con ganas de asustar a la gente ... jajajaj!
ResponderEliminarPues no quisiera haber estado en el lugar del arqueólogo (de hecho, no hubiera estado en un lugar asi jajaja) Y como en las películas de miedo, el tipo va de noche con una linterna (¿porque siempre van de noche digo yo?!) a meterse en la boca del lobo ... brrrrrr.
Te quedó buenísima la historia, septiembre te tiene inspirada.
Comentario aparte merece la imagen, me gustan todas las artes, pero la escultura me maravilla especialmente. Pensar que de un bloque de piedra surja algo asi ... es conmovedor.
Un beso amiga.
Debe ser que ya me están afectando los aromas de los "jalouines", por aquí ya están algunos escaparates pretendiendo que compremos calabazas y esqueletos...
EliminarYo creo que a pleno sol, tal vez la obra de teatro hubiera tenido más emoción, con todos trabajando, tirando las herramientas y saliendo a todo correr, tienes razón. Bueno, así salió!
Yo estudié Bellas Artes en la rama de escultura... pero esa es otra historia, amiga.
UN besito y un feliz sábado.
yo no me asusté- me quedé ahí, en medio de ese teatro, absolutamente cautivada por el relato.
ResponderEliminaraun me estremezco.
qué bello relato!
un placer enorme.
aplausos.
nota: hay teatros iguales?
Muchas gracias por tus palabras, Sra. MIralumas. Sobre teatros, pese a que se construían en base a unos modelos estándar, desconozco si hay iguales, iguales, porque todo dependía de las dimensiones de la ladera de la colina, de las montañas próximas y del entorno para crear una buena acústica. Pueden haberse construido a imitación de otros, pero idénticos no lo sé. Hay un apartado de un libro de Vitrubio que se dedica sólo a la construcción de los teatros y que vale la pena leer si te interesa el tema, está en la red.
EliminarUN beso.
Fascinante.
ResponderEliminar¡Más!
Se me ha hecho corto, no necesito que cierres la historia, me vale recrearme en los detalles de una historia que mueve los engranajes de la imaginación, que podría ser una novela.
Besos.
Debe ser que ya me últimamente he leído algunas novelas de las que he pensado: "Esto está escrito ya con formato cinematográfico" y todavía no me he equivocado... se me habrá pegado :)))
EliminarUN beso y muchas gracias,
Una historia que mantiene el suspenso hasta el final, que está relatada magistralmente y no se puede parar de leer.
ResponderEliminarExcelente, lo primero que leo y si esto comienza así es un placer recorrer los blogs.
Un abrazo enorme.
Qué honor ser la primera, se ve que lo publiqué con ganas para no perder turno y ser la primera de la cola!!!! Madre mía, ni se me ocurriría, suelo colgar cuando me viene a visitar doña musa creativa, es un impulso eléctrico; algo me brilla dentro, lo escribo, lo redondeo y lo cuelgo, nunca sé que día será!
EliminarMuchas gracias, un beso, Sindel.
¿Y quién les manda a molestar a los muertos habiendo tanto para hacer entre los vivos...?
ResponderEliminarSaludos
J.
Eso digo yo, con la de obras de teatro y máscaras que nos ponemos cada día, voluntaria o involuntariamente, tenía el hombre que ir a mangonear la única tapa que había...
EliminarUN ABRAZO!
No sería Indiana Jones el arqueólogo, verdad? es que me daría más pena...jajaja
ResponderEliminarFantástico!Genial todo el desarrollo del relato que nos mantiene con el alma en vilo pero el final... qué fuerte!
Lo has bordado!
Besitos.
Noooo, no era Jones... todavía está para un par de "pecadillos" jajajajajaj!
EliminarUn beso y muchísimas gracias por tu amabilidad.
Narices ¡que corto! Me ha gustado tanto que parece que solo haya leído dos lineas, brrrrr.
ResponderEliminarBesos.
Ah, pues gracias, ya creía yo que iban a echarme el rapapolvo por hacerlo tan largo, porque tenía limitación de palabras...
EliminarGracias, si se te hizo corto es porque te gustó! Caray! Qué bueno eso! me enorgullezco yo sola :)))))
Un beso, Carlos.
Me has tenido en vilo hasta el final y me he quedado con ganas de más. ¿Habrá continuación? :P
ResponderEliminarBesos de juevera novatilla (además de despistada, pues no sé si he pasado por aquí antes... GLUPS!!!)
Pues si has pasado seguro tomaste tu café y si no, ahí te dejo la tacita recién preparada!!!
Eliminar¡¡¡NO sufras, yo comencé de juevera igual que tú, más despistada que un calamar en un garaje!!!
Beso.
Un final justo. El mundo de los muertos tiene sus propias reglas y las máscaras custodian secretos ancestrales. Hay miradas que no son para los ojos mortales. Buen trabajo guapa!
ResponderEliminarBesos y cafelitos.
Gracias, compañera. Afortunadamente el que "bailó" con ellas era el arqueólogo que no les dio importancia, al fisgón no le pasó nada... creo, yo no estuve allí, me lo contaron.... UUuuuuuu!
EliminarMuchas gracias. Besito y café.
Convirtieron al arqueólogo en momia y antes de enterrarlo muy hondo le susurraron a oido "No te preocupes, pondremos a trabajar en esta excavacion no a uno sino a tres antropólogos jefes, todos tan eficaces como tu" Y ahi sigue, esperando que le encuentren.
ResponderEliminarEmocionante relato. Un abrazo.
Ay Vero, dan ganas de seguir leyendo, eres una escritora increíble!! Me encanta pasar por aquí. Mis aplausos amiga y mi admiración.
ResponderEliminar