Y Pangu nos creó de sus pulgas...

盤古... Pan Gu

Mitología de la Creación hay mucha y variada, cada leyenda más bella cuando se mantiene a través de los milenios como leyenda y no se retuerce como dogma impuesto.

Hay en China un cuento, entre otros, en el que encontraréis similitudes con mitologías europeas, que nos habla de la creación de la Naturaleza, de la vida en general. Os lo cuento.

Dicen que al principio existía el caos y de él surgió un huevo sometido por fuerzas contrarias que permanecían unidas; cuando lograron equilibrarse, el huevo se abrió y de él salió Pangu quien se dedicó a trabajar de lo lindo. Primero, cogió un hacha y separó al pesado yin, femenino, pasivo y negativo, del ligero yang, masculino, activo o positivo. Durante 18.000 años, él mismo se colocó entre ambos, acompañado por sus cuatro amigos inseparables y sobrenaturales, el fénix, el dragón, el unicornio y la tortuga. Trató todo ese tiempo de lograr una distancia óptima que permitiese al pesado yin ser la Tierra y al ligero yang ser el Cielo. Tanto los separaba, más ligero era el yang, más oscuro y denso el yin y más crecía su cuerpo. Cuando su cuerpo había crecido lo suficiente se desvaneció y...

De su acelerada respiración nació el viento y el trueno de su voz, el sol de su ojo izquierdo y del derecho la luna. Su cuerpo y su cabeza se transformaron en grandes y elevadas montañas, su cabello en bosques, su sangre en ríos, su carne en fértil tierra, sus huesos en valiosas gemas y su médula en sagrados diamantes, el vello de su cara en estrellas y la Vía Láctea. Sus brazos y piernas los cuadrantes del globo terrestre.
El sudor, abundante por el esfuerzo, se convirtió en fina lluvia.
Las pulgas que poblaban su cuerpo en humanos.

Con esta última transformación, el Universo y Pangu volvieron a ser Uno.

Por si os gustan este tipo de cuentos, os recomiendo “Peregrinación al Oeste” de Wu Chengen autor del siglo XVI. Se trata de una novela mitológica que cuenta las aventuras de Tang Xuangzang y sus tres amigos, un mono, un duende de agua y un cerdito, mientras viajan buscando los textos budistas sagrados durante el siglo VII. El autor solía viajar con su padre y escuchar los cuentos de los ancianos recopilándolos. A los treinta años la cantidad de relatos manuscritos por él era tal, que pensó unirlos en un sólo texto pero manteniendo su independencia con un hilo temático de relación. 

El palacio celestial brilla fastuoso, pero solo lo parece porque el rey celestial es orgulloso, altanero y presumido y no distingue lo bueno de lo malo. En la ultratumba trabajan los burócratas siempre corporativistas, fáciles de sobornar y hábiles en falsear la ley.
Los inocentes se ven impotentes frente a estas injusticias; diablos y demonios únicamente codician riquezas, y se deleitan calmando su apetito mientras asesinan y se comen a los humanos. Pero en esta historia también hay un héroe, Sun Wukong (que es el rey mono amigo de Tang Xuangzang), capaz de eliminar todas esas malvadas fuerzas de la sociedad; este personaje habla y actúa en nombre del autor, ya que él mismo confiesa que su país necesitaba un gran cambio.

Seguro que os fascina porque es un fiel reflejo de lo que el mundo vive hoy día. Muy actual.
La Editorial Siruela lo ha publicado en un solo tomo de más de dos mil páginas en magnífico papel biblia como "Viaje al Oeste".

¿A que después de leer el cuento a este edificio le queda bien el nombre que le han puesto?

Edificio Pangu Plaza, Pekín.