Corría 1493, cuando quedó embarazada Isabel de Luxemburgo de Alberto de Habsburgo y de ellos nacería el pobre László, quien no llegó a conocer a su progenitor. No nació todavía el niño cuando Alberto falleció y dejó el trono de Hungría vacío, antes de su nacimiento, un polaco le arrebató el trono. Difícil se lo puso a Isabel la nobleza húngara, pues si su hijo gobernaba con regente, debía serle impuesta una corona custodiada en el lugar más oculto de la cima del monte sobre la que se encontraba el castillo medieval de Visegrád. Cuenta la leyenda que la santa corona húngara estaba bien protegido en una de las dos torres del castillo, la Torre de Agua.
La reina embarazada debía hacerse con la corona.
Buscó a la persona más adecuada y de mayor confianza entre sus damas de compañía. Fue Helena Kottanner, la nodriza de su hija, la encargada de adueñarse del santo objeto. Helena se sumó a una caravana que portaba telas para vender en el castillo, una vez dentro se hizo con la corona, la ocultó en una funda de cojín de color carmesí. El frío era tal, que la mayor parte de la caravana, animales y comerciantes, perdieron la vida al cruzar el congelado Danubio. Helena salvó la vida sobre un carro y entregó la santa corona o corona de san Esteban a la reina embarazada que parió al finalizar aquel mismo día. El arzobispo sostuvo la corona sobre László recién nacido, y así fue declarado rey, mientras dormía en brazos de Helena Kottanner, con el nombre de László el Póstumo. La hermosa corona presumía de ser greco latina, una griega banda de oro con diecinueve figuras esmaltadas y una cruz latina cubriéndola en dos bandas cruzadas.
Entre usurpadores polacos y regentes, el rey niño subió y bajó de varios tronos, algunas veces a las buenas y algunas a las malas; así, hasta los 17 años en que fue asesinado.
Soy Republicana pero estas historias de reyes, príncipes y princesaas.... me encantan. De todo hay que saber. Besos de cafelito de sobremesa.
ResponderEliminarDe las princesas estoy gozando ahora; tengo media casa rosa fashion niña y la otra llena de soldaditos y robots, jajajaja!
EliminarUn beso, compañera. te dejo café con pasta de hojaldre.
Interesante historia. Nos parece que los problemas son de hoy en día,pero tiempo atrás, había mucha tela que cortar...
ResponderEliminarUn abrazo.
Las intrigas palaciegas son una buena distracción si no te tocan de cerca, desde siempre ha tenido mucha salida la prensa rosa de los castillos.
EliminarUn abrazo, compañero.
La monarquía siempre con las intrigas. Más valía nacer porquero.
ResponderEliminarUn beso.
Si por porquero se entiende comer buen jamón, me apunto, aunque siendo reina y viviendo de los impuestos de los vasallos -igual que ahora- tampoco estaría mal; sobre todo si el país que gobiernan es como éste...
EliminarBesito.
Confirmado:no envidio el destino de la realeza, ni antes ni ahora.
ResponderEliminarsiempre interesante pasear por aquí!
=D
Estoy pensando en poner un banco para que os podáis sentar a leer, dejar un paisaje otoñal con día soleado, las hojas doradas y una suave brisa...
EliminarDe la realeza envidio las arcas que tienen.
Beso, amiga.
gracias por este articulo de cultura general. (se aprende aquí).
ResponderEliminarbesos
Muchas gracias por venir. Me va a dar complejo de enciclopedia, jajaja!
EliminarUn beso.
También nuestra reina habrá tenido que organizar ciertas estrategias para que su hija no se vea implicada en los sucios asuntos de su marido?? seguro que habrá tirado de algún hilo fino y opaco...
ResponderEliminarno conocía esta historia. Interesante. Vaya con la nodriza...
un abrazo :))
Imagino que la nodriza no tuvo ni la intención de pensárselo. Deshacerse del personal de palacio era tan fácil como darle con una pala en la cabeza y convertirlo en abono para las orquídeas...
EliminarGracias, compi. Cafelito y beso.
Pobrecillo el Rey Lázlo este; mira que morir tan joven. No sé si hubiera sido mejor "pasar" de la corona y perderse por otros lares.
ResponderEliminarUn abrazo de Mos desde la orilla de las palabras.
¿Puedo decir irónicamente "pobre niño rico"?
EliminarUn abrazo y chocolate caliente. Gracias por venir aunque no tenga mucho tiempo para visitar tu casa...
La vida de los monarcas suele transcurrir entre venganzas ,asesinatos y destrones O.o
ResponderEliminarY mucho lujo, y mucho dinero ajeno, y la prensa calla, y qué guapas son las nietas de las reinas...
EliminarUn abrazo y un cafelito.
Mona la corona, lástima para una cabeza que finó a los 17.
ResponderEliminarLástima de paridera madre y de nodriza y de Polonia y de bañito en Danubio azul frío. No perdona la historia, es lo que hay, colorín colorado mal ha acabado.
Feliz semana y un besito lunero.
Pues colorín colorado, la historia solamente les perdona a ellos, vivieron bien, comieron bien, holgaron mejor. La historia es una cosa publicada que no afecta, yo diría que favorece ¿Hay algún hijo de gobernante masacrador, banquero ladrón o político sinvergüenza, que viva en la miseria?
EliminarNi temps tinc, amiga meua.
Oh, el encanto de las monarquias, y de los principes, y de las princesas...
ResponderEliminarA los pobres no se nos deberia dejar, siquiera, soñar con las princesas...
Un abrazo, amiga
Ni falta que hace amigo mío, las chicas guapas y listas somos reinas sin corona y con las arcas vacías, pero mucho más ricas en otras cosas.
EliminarUn abrazo, compañero.
Yo creo que no ha habido ni una sola Monarquía limpia de polvo y paja.
ResponderEliminarBesos censu.
¿Con qué motivo van a estarlo? Polvos y pajas monárquicos pero con mucha pasta...
EliminarBesito congelado.
No te preocupes, ya sé que estás ahí, siempre cerca.
ResponderEliminarMe alegran siempre tus comentarios. Te dejo un fuerte abrazo, Marta.