En
el oráculo de Trofonio trato de sanar ni pena. Me baño sólo en el río y
sacrifico una res. De sus entrañas nada se interpreta. Mala señal. Los dos jóvenes me lavan y ungen con un apestoso aceite. El anciano sacerdote me ofrece agua de
la fuente del Olvido para entrar, y otra agua de la fuente del Recuerdo necesaria para cuando salga. La túnica de lino es
amplia pero se sujeta con cintas, igual que las sandalias, grandes y viejas pero cómodas. No importa.
Entro en la cueva del santuario y allí, bebiendo la poción de finas hierbas e introduciendo los pies en el agua del río,
pierdo el conocimiento. Los sacerdotes me preguntan qué he visto y aprendido en mis sueños; y una vez enterados, se lo han entregado a ella. Me trasladan, todavía preso del temor y medio inconsciente, al gran edificio. Recobro mis facultades y soy obligado a narrar en una tablilla todo lo soñado.
Yo no sané, pero sí soñé...
...
que sentía el frío óbolo colocado sobre mis labios por mis piadosos
familiares, y notaba un deslizarse sin sonido alguno en agua estanca. Era una
dicha no esperar cien años en la orilla, porque afortunado era en parientes y
amigos. Ahí estaba el perro. Iba a ser juzgado.
Por
uno de los cinco ríos debía vagar, esa era mi condena. Uno de los cinco ríos
del reino de Hades me arrastraría eternamente. La misma divinidad del Inframundo habría de decidir cuál:
¿Sería
el río de la Congoja?
¿Sería el
río de las Lamentaciones?
¿Sería el
río del Ardor?
¿Sería el
río del Odio?
¿Sería el
río del Olvido?
Mi
Pena es grande y Siento haberlo hecho. El Fuego del Resentimiento que sentía me
obligó a ello. Jamás lo podré Olvidar. Ni muerto.
Que no se me olvide el café...
... ni esta imagen para no olvidar...
¡como no se me ocurrió. El olvido como algo anhelado por el protagonista y el anticipo de que nunca lo tendrá. Ni después de muerto. Tal vez sea su castigo.
ResponderEliminarEl Hades y su juez no perdona a nadie, ni con la escusa de la misma muerte.
EliminarLos clásicos siempre tan oportunos en cualquier momento de nuestras vidas.
ResponderEliminarUn relato extraordinario.
Abrazos.
La laguna y las aguas de la fuente Lici -mal llamada por los malditos romanos Lete- era una de las más empleadas en los santuarios destinados a terapia. Muchas gracias por tus palabras.
EliminarUn abrazo, compañero.
Espero que ese café no olvidado, sea capaz de resolver las dudas.
ResponderEliminarUn abrazo.
No, ni se me ocurriría olvidarme de dejaros un cafelito al final del relato. No sería hospitalario :)))
EliminarUn abrazo, Juan.
La historia siempre nos deja su huella y nos introduce en las profundidades y misterios de nuestros antecesores...Impresionante relato, que nos produce cierto escalofrío, amiga...
ResponderEliminarGracias por tu presencia y mi abrazo siempre por tus buenos y originales posts...
Feliz tarde noche,Verónica.
M.Jesús
Ha habido muchos centros oraculares que se empleaban como sanatorio; también los espacios como el Epidauro, además de un gran teatro tenía habitaciones, rehabilitación, dietas, vamos, que eran el spa de la época!!!
EliminarUn beso y muchas gracias por venir.
Tu relato no sólo me gustó, sino que siento que aprendí algo.
ResponderEliminarMuy bueno, sinceramente.
Un abrazo.
HD
Muchas gracias por tus palabras Humberto, me alargué un poco más de lo debido pero así me salió. Me alegra que te gustase.
EliminarUn abrazo y un cafelito.
Este es un hermoso relato como para recordar y aprender Censura!
ResponderEliminarGracias, estaría bien que el agua de recordar y la de olvidar estuvieran embotelladas. Sería una bonita forma de decir: Esto me interesa, bebo del recuerdo, esto me hizo daño ¡toma sorbete de agua de olvido!
EliminarUn cafelito y un saludo, Lao.
SIEMPRE TUS TEXTOS TAN INTERESANTES. ME TRAMA ÉSTE.
ResponderEliminarBESOS
Gracias, amigo. Me alegra que te guste. Me pasé de largo un poco...
EliminarBeso y café.
Aprendiendo mientras te leo...
ResponderEliminarBeber agua de la fuente del olvido o quitarse la sed (que no es lo mismo) de la fuente del recuerdo. Ni muerto.
Besos y cafelito amargo, a ver si me espabilo que hoy estoy espesita.
Pues uno bien concentrado para ti, Rosa. Un abrazo, compañera, y feliz finde que ya se acerca.
EliminarMuchos y muy interesante detalles en este relato, las dos aguas, los cinco ríos, esa necesidad de acudir a los augures.
ResponderEliminarY la ambientación, me encanta.
Besos.
Gracias. Sí, hay mucho detalle en el texto, mucho trasfondo de Pausanías, el eterno viajero.
EliminarUn abrazo a todos.
El olvido podrá borrar penas, pero borra también todos los demás sentires.
ResponderEliminarDebe ser lo peor.
Bellísimo, Censu,
Besos
Sí, el olvido es bastante selectivo, demasiadas veces se olvida él mismo de dónde debe actuar ¿O es que nos tiene manía? Porque no se me olvidan ciertas cosas que duelen... Hay que ver, amigo Oso.
EliminarUn besito y un café.
Tu relato es para no olvidarlo, sobre todo porque resulta encantador y pedagógico. Muy bien guapa. Me voy siempre contenta cuando te visito.
ResponderEliminarUn beso
Gracias, Encarni, gracias por tus palabras. Me animas... se me ve la vena, eh? Jajaja!
EliminarUn besito, compi.
Es precioso tu relato, tan lleno de referencias mitológicas, y que condena tan horrible!aunque era un sueño no? Gracias por participar, un beso. Me han gustado mucho las fotos que has puesto.
ResponderEliminarSí, era un sueño, pero el acto delictivo lo había cometido, por eso iba a sanar su culpa o remordimiento o, más bien, a purificar su delito de sangre. Por eso el sueño no le gustó. El relato está basado en la verdad de cómo se actuaba en esos santuarios, en concreto el de Trofonio.
EliminarGracias, las fotos son auténticas, del lugar.
Un besito y cafelito.
Es precioso tu relato, tan lleno de referencias mitológicas, y que condena tan horrible!aunque era un sueño no? Gracias por participar, un beso. Me han gustado mucho las fotos que has puesto.
ResponderEliminarEs buenísimo el relato y las fotos con las que lo has ilustrado.
ResponderEliminarGracias por tus palabras y por venir, Tracy.
EliminarEs buenísimo el relato y las fotos con las que lo has ilustrado.
ResponderEliminarTodos esos ríos se unieron para decirnos que es más importante el café... Lo demás es todo olvido y muy olvidado, sólo merece la pena recordar para aprender y volver al café, que hoy, como ayer, me sabe riquísimo en la compañía de la lectura que me ofreces. Gracias, un beso.
ResponderEliminarYa verás como la vida nos tendió ese hilo rojo que nos une. No será un imposible que cierto día compartamos un café cara a cara y una hermosa y constructiva charla.
Eliminar¿Tienes skype?
Un besito y gracias por venir y tus amables palabras siempre. Es muy grata tu compañía.
Esto de llegar la última a comentar, es que me da una rabiaaaaaa, ¿que puedo decirte que no este ahí, más arriba? Pues no digo más,tu sabes que me gusta todo lo leo, cuando vengo aquí.
ResponderEliminarBesitos.
Siempre me sorprendes y me llevas por lugares y personajes que me atrapan.
ResponderEliminarUn abrazo.
El olvido no lo cura todo, la conciencia siempre está ahí, martilleando...
ResponderEliminarLo que aprendo aquí. Por hacer una referencia, me impresiona la belleza de esa última foto y me desconcierta lo que muestra, contradicciones de la vida, amiga...
Un descafeinado ¿puede ser?
Besos x cuatro!!
Llego tarde al café, tu publicas muy pronto y yo leo muy tarde jajaja De todas formas me encanta llegar hasta aquí y pasar un ratito contigo. Un besote enrome
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