Cuentan que hace unos 3400 años, poco menos, Ani y su esposa Tutu solicitaron ser enterrados con un pairo de más de 23 metros, con 150 dibujos y 65 conjuros, copia del Libro del Difunto, erróneamente llamado de los muertos. Teniendo en cuenta que solían enterrarse los más ricos con un capítulo solo, imaginemos la de rico que sería Ani para hacerlo con el "libro" entero. Se sabe que pagó su sueldo de seis meses para este encargo. Cuando era tan grande el encargo el propietario podía elegir los conjuros que quería para su "libro".
Ani era un escriba y administrador de los graneros y ofrendas que se hacían al faraón, mejor dicho rey, de turno, uno de los ocho de la Dinastía XIX... y, como dice el refrán, como quien parte y reparte se queda con la mejor parte, es obvio que nadara en la abundancia y, por ello, tuviera un impresionante poder.
Tutu formaba parte del grupo de las Adoratrices del dios Amón, era la Señora de la casa, un cargo que solían ejercer las mujeres reales y alguna, muy especial, no perteneciente a la realeza; simplemente, porque debían administrar el patrimonio al completo del templo y eso no podía dejarse en manos ajenas al reducto real. El caso de Tutu debió ser una de las excepciones porque en su representación figura con el sistro y el collar que acompañaban a este cargo.
Cabeza de Amenmesse de la D XIX, sobre 1203-1200 adne.
No estoy segura, pero políticamente, creo que sirvió al rey Amenmesse, un chaty o funcionario alto cargo que se tomó el poder por su cuenta ya que el faraón que debía reinar era un tontolaba que se quedó en el norte sin enfrentarse al usurpador. Primero porque a pesar de que no había problemas con la situación externa, en el interior del país la gente padecía una terrible hambruna -generalmente ocurría tras muchos años de guerra y, por tanto, descuido de las tierras-. Segundo, porque durante más de cuarenta años se hicieron cargo del gobierno unos ancianos inútiles que delegaron en nobles y sacerdotes de Amón demasiado ambiciosos porque el resto andaba batallando. Por eso, aprovechando la debilidad y temiendo al pueblo, este rey usurpador se fue a Tebas, al sur, por recomendación de los sacerdotes de Amón, muy poderosos ya, que controlaban la administración y no le molestaban porque les venía bien un títere. Uno en el norte, el rey de verdad, y otro en el sur, el robatronos, ambos con ejércitos sin apenas soldados y al mismo nivel estratégico y mental. Ani en la administración estatal y Tutu en la del templo, todo quedaba en sureña casa. El norte es otra historia.
Podéis ver el maravilloso PAPIRO COMPLETO en toda su largura pero pegado, no porque se rompiera sino porque cuando lo encontraron estaba enrollado y atado con una tira de papiro.; entonces, el burricalvo del Dr. Wallis Budge lo cortó en 37 fragmentos para poderlo estudiar con detenimiento. Aparte de que él lo encontró y él se lo quedó porque era el Agente de compra del Museo Británico.
Gracias por venir.
No se os olvide el café.
Claramente, gente pavota pero con plata hubo siempre.
ResponderEliminarInteresante.
Un abrazo.
Gracias, sea como sea, siempre gana el más listo, no siempre el más fuerte..
EliminarUn abrazo, compañero! Tu cafelito.
Ah, gracias a este tipo, y a este cumulo de cosas contradictorias, nos ha llegado una de las versiones mas completas de eso que los egipcios llamaron "Formulas para salir a la luz"... Un texto tan poco conocido como entendido
ResponderEliminarUn abrazo, amiga
Así es, siempre he pensado que únicamente naciendo en una época y un entorno, puede comprenderse las creencias, y aun así lo dudo. Y eso que yo soy de las primeras en meterme de lleno en la Antigüedad y hurgar hasta hacer posible un poco de comprensión... Solo puedo maravillarme.
EliminarUn abrazo, compañero.
Muy bueno! Detalles y comentarios instructivos no son la moda. Celebro (cafelito de por medio) estas entradas con sabor a historia que se hace presente.
ResponderEliminarBesos
Gracias, eres muy amable. Me alegra que te guste; es difícil encontrar casualidades no publicadas todavía, y es un peligro porque los buitres carroñeros del conocimiento están siempre al acecho, amigo Oso.
EliminarUn abrazo y tu cafelito. Gracias.
Yo sólo pensar en el polvo acumulado....
ResponderEliminarY al tal Budge le podía haber dado por cortarse las uñas... digo yo.
Hoy achicoria, dicen que actúa como laxante. :-)
Pues mira tú que hasta disfrutaría yo del polvo, me sabría a gloria, jajaja. Imagina que te encuentras un manuscrito incunable con dibujos de un sastre del siglo XV, seguro que no te molestaba el polvo, eh picarona? jajaa!
EliminarUn abrazo y vaya esa achicoria con hielo y una rodajita de limón.
;-) yo he disfrutado de libros que nadie ha abierto en bibliotecas de museos. ¡Viejos tiempos aquellos!
EliminarQuién tuviera una máquina del tiempo...
ResponderEliminarSi te gusta la historia, seguro que sí...
EliminarMuy interesante todo lo que cuentas. Me encanta la historia.
ResponderEliminarSaludos
Muchas gracias, es un placer compartir contigo.
EliminarTu café.
Increible lo que cuentas, Verónica...Pero, en realidad el hombre sigue siendo igual, acaparando la riqueza y el misterio para sentirse más importante...sonrío.
ResponderEliminarMi gratitud y mi abrazo inmenso, compañera.
M.Jesús