Muchas anécdotas se cuentan de este compositor, pero la que más me gusta es la del organillero. Veréis...
Se cuenta que estaba Verdi en un hotel... aunque otros cuentan que debajo de su casa... que por la mañana le despertó el sonido de un organillo que interpretaba más aburrido que una ostra y lento como un caracol, el "Va pensiero" que cantan los esclavos a coro de su obra, Nabucco. Verdi, ni corto ni perezoso, bajó y salió a la calle reprendiendo y enseñando al organillero el ritmo correcto con el que debía girar la manivela. Otros cuentan que tocaba demasiado fuerte...
A la mañana siguiente, la interpretación fue perfecta. Verdi volvió a bajar dispuesto a felicitarle, y fue su sorpresa muy grata, al ver que encima del organillo había un cartelito escrito con letra tosca:
ALUMNO DE VERDI
...cafelito, chicos, que es lunes...
Me gusta, en cualquier caso tanto si es de una forma o de otra (incluso si no es verdad) es una anécdota preciosa.
ResponderEliminarBuen lunes y demás...
Gracias, compañero. Hacen más humanos a los virtuosos; igual que los encuentros jueveros :)))
EliminarDe cualquier manera, una delicia poder escuchar debajo de la ventana esa maravillosa partitura de Verdi.
ResponderEliminarUn abrazo.
No sé, en mi caso tengo que decir que no es de mis compositores favoritos, excepto por ejemplo, la ópera dramática y oscura que tan poco se interpreta, o casi nada diría, "I Masnadieri".
EliminarUN CAFELITO
¡Chula historia! Ya me estoy imaginando a Verdi jurando en arameo, jajj. Besos.
ResponderEliminarSeguro que le rechinaron las orejas :))
EliminarUn par de abrazos, compañera.
Encantador! Delicioso el café con Verdi...
ResponderEliminarGracias, Julie. No está mal alguna de sus obras como música de fondo mientras tomamos café, a que sí?
EliminarJjajajjajajjaj, que hijo de una bella madre el organillero ajjajajajjajaj. Sobrevivientes de la calle, genios!
ResponderEliminarUn abrazo Censu, me hiciste la mañana linda.
Cafelucho con crema ¿puede ser?
Pues todavía recuerdo yo cuando los "músicos" acompañados de la cabra y el banquito se ponían a berrear por la calle los domingos por la mañana, cuando apenas eran las ocho...
EliminarMe alegra haberte dejado un buen rato.
Puede ser, puede ser, claro, el café con lo que tu quieras es gratis, hasta con tarta!!
Un abrazo, Lyliam.