Cría fama y échate a dormir...

No quiero referirme a algunos como los que citaba el otro día, esos que dicen que investigaron y viven de renta porque su círculo les encumbró aunque sean unos ceporros. Me refiero a la fama que otorgamos a los demás.

¿Por qué necesitamos saber de qué pie cojea el de al lado? ¿Por qué necesitamos tener un perfil de quienes nos rodean? ¿Qué nos importa? Parece como que se pierde el temor a lo desconocido y saber de su vida le hace menos ajeno a nosotros; como cuando contestamos o leemos los cuestionarios de los MEMEBLOGS ¿Por qué respondemos? ¿Por qué los leemos?

Los cerebros son comodones en algunos recovecos, crean una sencilla estructura de reconocimiento y la almacenan férreamente siendo muy difícil de cambiar, no imposible. 

Esto viene a que conozco a una señora viuda que trabajaba en una verdulería y un día, en confianza, me contó de las trastadas de sus dos hijas, trastadas muy gordas; pues voy y le plantifico un perfil de madre trabajadora y sufridora sin cuestionarme más. Le pongo la fama y me echo a dormir. Mal hecho. Ayer me cuentan que ya no trabajaba allí, que había vaciado la caja poco a poco durante meses y la habían despachado. ¿A quién culpé sin pensar? A las hijas y sus fechorías ¿Por qué? Pues eso... Vete a saber, si yo no sé nada.

La divinidad nos guarde de la fama que nos echan los demás...