Avanzada la noche, los
centinelas del puente escucharon tras la muralla del castillo unos susurros
que, en el silencio de la noche, parecían altas voces; mientras, un potente olor a vino
les invadía.
- ¿Quién, Mi
Señor, decís que el difunto es?
-
El Marqués
de Fonteturccino.
-
¿Cómo por
aquí andaba, tan lejos de su ciudad?
-
Dicen que
era amante de Doña Gabriela.
-
La nieta
del Arzobispo… ¿Habéis ido a los subterráneos?
-
Todo hemos
cuidadosamente inspeccionado.
-
¿Qué laceraciones
muestra el muerto?
-
Una fue el
final de su latir.
Cuenta la leyenda que la
niña Gabriela fue entregada, como parte del castillo, al eternamente embriagado, al más infame e innoble de los Caballeros de la Santa Cruz, Alfonso Hidalgo Suárez de
Andrade y Sotomayor, como recompensa por esparcir cuales mentiras hicieron
abdicar al buen rey. Gabriela vivó teniendo, durante treintaidos años, la Torre del Homenaje y la Capilla como únicas estancias. Entre llantos y rezos, una tarde un ángel entró a descansar y orar a la capilla. Y allí permaneció tras ver la luz de la vida en unos ojos. La niña encontró la pasión en el Marqués de Fonteturccino,
un corazón que latía solo por ella, la dolce Gabriela.
Todavía hoy, huele a vino cada noche a las doce cerca de las ruinosas murallas...o, al menos, eso dicen los lugareños.
Publiqué inmediatamente después que vos.
ResponderEliminarVaya historia tan tragica y epica, del corazón que latía por la dolce Gabriela.
Tragedia épica tan real como el día a día...No sé si el borracho de marido mató al amante por celos o por despecho...
EliminarCafelito, compañero.
la niña, a pesar de haber sido entregada, terminó amando el borracho. Interesante historia con elegante relato..... censura
ResponderEliminarUuuuhhhh, tendré que revisar mi forma de relatar...
EliminarNo, no, no, el marido borracho es el que mató a su amado, al ángel que encontró a la niña en la capilla... :))
Gracias. Te dejo café y un abrazo, compañero.
Vaya con mi tocaya! La dolce Gabriela... Lo que puede la fuerza de la pasión, hay desventuras que dentro de todo, parecen no serlo tanto, aunque no siempre los rumores que por allí vagan, llegan a ser una fuente fehaciente. La historia, no deja de tener su encanto.
ResponderEliminarGracias por sumarte, un jueves sin tí, no es un jueves completo!
Cafelito!
Gaby*
Gracias a ti por la imagen y la benevolencia... no sé, algo me faltaría si un jueves no vengo a la cita.
EliminarUn abrazo y tu cafelito de hoy.
Interesante historia de amor, increíble que la niña se haya enamorado del amante del vino, pero las cosas más insólitas pasan en este mundo. Muy buen relato.
ResponderEliminarUn beso.
Madre mía, voy a revisar el relato... la niña se enamora de ese ángel que entra en la capilla y que es asesinado por el esposo de la niña... Un drama de enredo me ha salido... jajajaa!
EliminarUn abrazo, Sindel.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarPerdón yo me embrollé con los nombres, acabo de volver a leerte, es claro que se enamora de ese ángel, el alma que entra a orar.
EliminarUn beso.
Nada, mujer, no debería haber enrevesado el asunto, lo hice para darle el ambiente barroco al asunto y no me ha salido demasiado bien. Otra vez lo haré mejor. Gracias por tu paciencia. Besito.
EliminarEl borracho de enrevesados y múltiples apellidos es el que se "carga" al amante de su joven esposa. Y la leyenda dice que todas las noches huele a vino en el castillo, para no hacer olvidar la "mala follá" del asesino.
ResponderEliminarAl menos, eso entiendo yo.
Un abrazo.
Jajajaja, aprobado el examen, Juan. La verdad es que podría haber sido el buen amante el que matase al malo de la leyenda... y oliese a botafumiero.
EliminarUn abrazo y cafelito.
A mi la imagen de la foto me ha recordado al castillo de la película del conde Drácula.
ResponderEliminarBesos Censu,
Ruinoso e imagen ideal representativa del romántico español, muy a lo Becquer... eso me pareció a mí.
EliminarBeset, company.
Una leyenda que al final acaba bien, aunque ese olor a vino recuerde al otro. Buena inspiración.
ResponderEliminarUn abrazo
Mató al buen amante, al que la amaba de verdad... no sé yo si eso es acabar muy bien :))
EliminarCafelito.
Me encanta la historia. Habría que experimentar el olor a vino, que es lo que nos queda de la leyenda. Me ha encantado. Un beso, amiga.
ResponderEliminar¿Imaginas que fuese verdad? Qué yuyu... jajaja.
EliminarAbrazos y fuego ante la llar.
En estas fechas relatar desgracias de princesas resulta gracioso ¿no?
ResponderEliminarDel borracho cabrón quedó el aliento, pero latía aún muerto el del amante eterno. Menudo cuento para no dormir, ponme el primer cafelito del año, estoy desvelada, suspiro en la torre esperando el tic-tac de mi enamorado. Bessets pels 4 reis.
Sí, hasta irónico... porque hay princesas que, dicen sus abogados, que firman por amor...
EliminarAhí te va el cafenet, amiga. Bon any!!!!
¿Porqué han de morir siempre los que menos culpa tienen?. Me hubiera gustado un acto de justicia por parte del angel acabando con la vida del borracho. Tal vez una inmersión prolongada en una tinaja hubiera sido una especie de muerte dulce para él. Y además hubieramos disfrutado con un final tipo " y vivieron felices y comieron perdices".
ResponderEliminarDos pares de abrazos.
ME SALIÓ LA VENA REALISTA...:))
EliminarEra un cuento triste de princesa desolada y vendida...
Pero perdices puedo cocinarte yo, si quieres, hasta preparar unos cafés tras los postres. Un abrazo a los dos, amigos.
Que pena que el ángel no pudiera escapar de esa inmerecida muerte !
ResponderEliminarQue rabia que el borracho no perdiera el equilibrio, antes de matárle.
Perdona Censu, pero es que yo creo en el amor y su triunfo.
Besos dulces amiga.
Pues piensa que tuvieron la suerte de conocerse y a ella le quedó siempre su amor en el corazón...
EliminarUn cafelito con azúcar de caña, corazón.
Aun en el siglo XXI hay gente que dice las mujeres son moneda de cambio, y no me extraña que la pobre niña estuviese en esa torre, eran otros tiempo, ahora también hay muchas mujeres prisioneras de una situación de la que no pueden salir.
ResponderEliminarUna entrada que me hace pensar, me ha gustado mucho. Un abrazo.
Bueno, es cierto que hoy día que sigue habiendo mujeres encerradas, mutiladas, cubiertas... pero lo peor es que, muchas veces, ellas mismas lo entienden como natural o se excusan con lo cultural.
EliminarGracias por venir, te dejo un cafelito y un abrazo.
La tragedia en consternados castillos, de caballeros y damas o niñas en este caso me llaman como a cuento, por eso me entretienen.
ResponderEliminarAunque me da repelús el olor a vino.
Un abrazo :)
Hay café para mi?
¡¡¡Y tanto!!! Te dejo en lo alto de la muralla el café preparado. Ojo con los cocodrilos del foso, amiga.
EliminarUn besito.
Veo que mi castillo te inspiró una historia de amor, con amante incluído. Un besote
ResponderEliminarLos amores no pasan nunca de moda, siempre ha habido corazones latiendo al unísono.
EliminarBeso y copichuela.
A lo mejor lo mató por las dudas, que carcomen más que las certezas...
ResponderEliminarMuy buen retlato, los castillos siempre me suenan a intrigas!
Besos
Intrigas palaciegas ¿Cómo se dirá para los castillos? Intrigas castillejas?
EliminarUn abrazo y tu cafelito, Sr. Oso.
Seguro que ese castillo en la cima de la montaña es testigo fiel de la historia que compartes. Es que los castillos, imagino, guardan muchos secretos.
ResponderEliminarUn beso!
Todas las paredes tienen orejas, compañera... Es verdad que entre murallas pueden imaginarse muchos misterios.
EliminarUn abrazo y un buen rozo de tarta de canela y naranja, me ha salido de chuparde los dedos.
Es cierto, los castillos parecen el escenario ideal para historias de amores, desamores, amantes, secretos y hasta borrachos...
ResponderEliminarYo estoy con Cecy en que lo del olor a vino como que no...
Un beso!!
Hay olor a vino rancio del que sale ya por los poros de los beodos sempiternos, y aroma a un buen caldo que riege una buena comida... Mejor el segundo, eh? Jajajaj! Un abrazo, Teresa.
EliminarJo, vaya historia más trágica, y encima el borracho se sale con la suya!!!pues no me gusta nada Censu...yo quería que el ángel y Gabriela comieran perdices!!!
ResponderEliminarMe he reído mucho al leer los comentarios y ver el pequeño lío que se ha montado je,je.
Un beso
Nada, nada, a la próxima hago un relato de perdices que comieron felices y a mí no me dieron porque no quisiseron... Dedicado te irá, :)))
EliminarUn beso y gracias por venir a hacerme compañía.
Tragedias, intrigas, amores secretos, fantasmas... Ingredientes que en un alto y viejo castillo no deben faltar.
ResponderEliminarHola, compi. Que no nos falte la imaginación... MUAC
EliminarMUY FULLL HISTORIA. GRACIAS POR COMPARTIR.
ResponderEliminarUN ABRAZO
De nada, eres muy amable conmigo.
EliminarUn abrazo y cafelito.
El vino es más noble que todo eso, yo diría que el único noble. (Bueno, junto a tu café, que es el doble de noble...)
ResponderEliminarBesos
Debe ser que el señor del castillo bebía de tetrabrik de la época... :))
EliminarUn abrazo de los cuatro.
Hizo bien la dulce Gabriella, No hay quien aguante a un borracho.
ResponderEliminar(La imagen de tu castillo y mi ciprés, son iguales de alegritos)
Un besazo y un brindis con tinto.
Como siempre, Vero, tus palabras nos lelvan con facilidad hacia épocas remotas donde las leyendas nacieron para sorprendernos al punto de no hacernos distinguir qué fue realidad yq ué fantasía!
ResponderEliminar=)
Una imagen para disparar la imaginación y a ti se te disparó y bien, super bien. !Lo que es el amor para bien o para mal!
ResponderEliminarUn beso
Una interesante leyenda que da para más, apetece conocer más la vida de Gabriela, su amante y su señor.
ResponderEliminarBesos.
Lo que me he divertido leyendo los comentarios...
ResponderEliminarYo ya no creo en estos cuentos, será porque en estos tiempos que corren nadie muere por amor ¿o si?... Pobre Gabriella, su amor sigue latiendo dentro de ella.
Besos!!
Razones del corazón... que hasta superan el olor del mal vino. (porque los hay buenos , jajaj)
ResponderEliminarBesos x 4