Pedro número cuatro, aliás Puñalito o Ceremonioso.
Amante de lo clásico soñaba con ampliar su poder territorial por el Mediterráneo y así lo hizo. Mando un ejército de almogávares hacia Grecia y se hizo Duque de Atenas entre 1380 y 1387.
Los almogávares o al-muga-wir, "los que hacen incursiones valientes contra los enemigos", solían ser campesinos reclutados más bien a la fuerza que de forma voluntaria, y si iban voluntarios era con falsas promesas de ricos botines. Tan enamorado Pedro quedó de la Acropolis, que puso a once soldados cargados con ballestas a hacer guardia frente a la entrada principal. En los archivos figuran sus palabras respecto a ella: "La más hermosa joya que exista en el mundo, tal que ni siquiera todos los reyes cristianos juntos podrían hacer algo semejante".
Pero los almogávares fueron engañados y no pagados por su trabajo, ya os decía yo, y entonces desafiaron a Puñalito, lucharon y le vencieron; así, el ducado de Atenas quedó en sus manos y en las de quienes ellos consideraban sus monarcas, los de Aragón, que fueron dueños del ducado de Atenas hasta 1391. Como se negaron a devolverlo, el Papa del momento les excomulgó lo que les importó un comino; es más, aprovecharon que ya estaban organizados y la confianza que habían adquirido derrotando a las tropas reales, que siguieron conquistando... Todo es mucho más complejo pero no importa, la Historia hay que disfrutarla a pequeñas dosis...
Cafelito y buen finde...
No cab e duda del buen gusto de Pedro IV a pesar de su ceremonial manera de usar el puñalito.
ResponderEliminarPero, bueno es un campesino patrio , si no colecta lo prometido.. ni el Papa de Roma, con toda la diplomacia vaticana, le convence.
Un abrazo.
Se habla poco de cuando la Corona de Aragón fue la dueña del Ducado de Atenas gracias a los almogávares. Incluso hubo bodas. No recuerdo en qué archivo leí que prohibieron a los griegos contraer matrimonio con españoles... la biblioteca la recuerdo pero el documento no, una pena. Eso me pasa por no tomar nota cuando toca.
EliminarUn abrazo, Juan.
Como me gustan estas historias en que quienes son empleados como instrumento terminan tomando las riendas de su destino.
ResponderEliminarBuena historia y rico el cafelito. Besos a todos.
Sí, fueran o no oportunistas del momento, tenían armas y sabían cómo tomar lo que era suyo. Ellos ya estaban establecidos en Tesalia y fue otro ricachón aristócrata el que los volvió a contratar para tomar lo que NO era suyo... Si te interesa el tema, el apartado de la wiki que trata sobre el Ducado de Atenas, tiene un pequeño subapartado con esta historia que no está mal, aunque muy resumido, claro.
EliminarUn abarzo multicolor.
Eso teníamos que hacer (en general) que lo que diga la Iglesia nos importe un comino. Los aplaudo :)
ResponderEliminarBss.
Hola, Mar. Generalmente, la prensa que leo suele traer un par de comentarios realizados por miembros de la iglesia; no dejan de asombrarme, por ejemplo la polémica abierta entre la Santa Sede y la ONU por el informe del Comité sobre los Derechos del Niño. Una vergüenza.
EliminarBeso y cafelito.
Y quién no queda enamorado de la Acrópolis... incluso hoy en día, tan maltrecha por los avatares de la historia, no puede uno dejar de levantar la mirada y contemplarla como a una princesa decadente, todavía idolatrada.
ResponderEliminarΚαφεδάκι και πολλά φιλιά!
Creo que, tras unos "pocos" años de vida manteniendo el aire en los pulmones, salió éste en la colina de areospagos mirando esta belleza embelesadora, de espaldas a la ciudad, con ojos que se relajan poco a poco y sientes como el cuerpo se derrite. Dicen que unas corrientes telúricas circulan por abajo ancestrales...
EliminarBeset i cafenet.
Enamorarse de la Acrópolis no tiene mérito, aun hoy es preciosa. La historia así resumida tiene su gracia. Saltos y brincos
ResponderEliminarYo tampoco le veo demasaido mérito, aunque no es lo que diría un amigo mío que, según él, se cansó en su luna de miel de fotografiar piedras por los suelos (léase monumentos en ruínas...) :)))
EliminarSaltemos, saltemos, así se rebajan michelines, jajaja!
Un beso.
Pequeñas dosis, es cierto, como libros de 1.000 ó 1.500 páginas por vez.
ResponderEliminarSaludos
J.
Ah, qué bueno, José, esos libros son los que yo busco, creo que los compro a peso, jajajaa! menos de 1500 hojas no es libro, es panfleto!!! Me conoces, eh? Jajaja
EliminarUn saludo.
Me gustan estas dosis de historia. Saludos. P.
ResponderEliminarGracias por la visita! Me alegra que te guste la entrada.
EliminarCafelito.
Como yo la disfruto, leyéndote... Un besazo.
ResponderEliminarHola, Julie, mucho tiempo sin verte, compañera!
EliminarUn abrazo bien gordo y gracias por venir.