Viajó lejos en su mente hasta hacerse afín a los sentimientos de los demás. Estaba programada para ello. Animales, vegetales y minerales, bastaba con un suave roce. Un vaso de cristal o un pez, cualquier manifestación de vida era absorvida con ansiedad, desde la calma quietud hasta el más triste de los llantos o la más pequeña de las sonrisas.
No sentía dolor, pero su mecanismo comenzaba a oxidarse.
Los humanos eran muy corrosivos y ella no quería dejar de existir.
¿Un cafelito?
Le hacía falta un engrase y pasar la ITV.
ResponderEliminarBesos Censu.
Es aconsejable que seres tan sensibles se alejen, de tanto en tanto, de los humanos.
ResponderEliminarUFFFFFFF, ÁCIDO PERO NATURAL!!!!!
ResponderEliminarBESOS
Los humanos estamos capacitados para destruirlo todo, especialmente a nosotros mismos...
ResponderEliminarSuerte
J.
Seria terrible que algun dia las maquinas fueran mas humanas que los humanos...
ResponderEliminarTerrible
Un abrazo fuerte, amiga
Fantastico, y cabría en cualquier colección de relatos tipos de Twilight Zone. Me quito el sombrero.
ResponderEliminarUn beso
Hola, Verónica.
ResponderEliminarFelicidades por el relato, tras leerlo he pensado automáticamente en la publicación antológica “Nueva dimensión”. Revista llena de excelentes relatos del Fantástico, Ciencia ficción, Terror y acompañada de magníficas ilustraciones e historietas. Tu cuento "En otra dimensión…” luciría perfectamente allí. Por cierto, permítemel a automención, “Nueva dimensión” es la revista donde el personaje de mi novela “Beo” ve publicado su primer relato.
Hay veces en que creo que me rodean criaturas como la que nos describes, pero pordesgracia muy corrosivas. Son simbiontes sin personalidad, que adoptan ideas ajenas que adecúan al entorno que los rodea. Estos camaleones sin música en su alma absorben el ánimo y la ilusión. Haberlos los hay. Una señal para identificarlos es que cuando buscas su reflejo en el espejo de sus obras, la imagen aparece vacía.
Gran relato y mejor fin de semana, Verónica.
¡Mola Robbie!
No supo en qué se metía... jejeje
ResponderEliminarMejor no acercarse mucho, porque se le pegaría tanto lo bueno como lo malo.
ResponderEliminarMe gustó
Un abrazo
Fantástico! Qué pena que para poder vivir tenga que desprogramar los sentimientos. Me produce ternura.
ResponderEliminarBesos
Muy bonito, con un toque de tristeza, la justa para condimentarlo.
ResponderEliminarUn beso.
HD
Desconecta el ordenador para que se anule el "eliminando", Censura. En esa dimensión me intento yo instalar desde hace algún tiempo ... recuperando el tiempo perdido.
ResponderEliminarFeliz noche.
No sentía dolor...como si éso fuera tan fácil. A ver quien se atreve a pulsar el botón.
ResponderEliminarUn besazo
Quién pudiera! Los humanos somos expertos en provocar corrosión en todo lo que tocamos, así hemos hecho ya con la naturaleza, y seguimos causando daño. Un relato que deja pensando, con un toque de ironía que llega lejos!
ResponderEliminarBesos!
Nadie ni nada se salva de nosotros los humanos. Qué pena...
ResponderEliminarUn beso!
Somos de la dimensión corrosiva. No todos, pero sí la gran mayoría.
ResponderEliminarMantenerse en pie en este mundo, cada vez se va haciendo más difícil.
Voy por el cafelito!
Besos!
Gaby*
Hora de abandonar el planeta, o al menos la parte civilzada y correr a la selva o al mar.
ResponderEliminarAbrazos!
¡Como me ha recordado tu texto, excelente, al Hombre Bicentenario de Asimov. Un ser artificial que tiene alma y solo desea sentir.
ResponderEliminarMuy bueno Verónica, y sabroso ese cafelito.
Muchos besos y repártelos.
Existirán en otra dimensión seres tan corroídos como el ser humano? Espero que no.
ResponderEliminarPreciosa creación de ficción y fantasía, muy al estilo de la dimensión desconocida.
Besos y gracias por acompañarme.
No puedo evitar, cada vez que bebo o huelo café, pasar por acá y enterarme de más cosas.
ResponderEliminarUn abrazo enorme.
Estoy segura que si andan cerca y nos están observando...Se cuidarán de no mezclarse con nosotros ¡ No somos un buen ejemplo.
ResponderEliminarBesos tesoro, tus letras dan para pensar y mucho...Os quiero.
Qué pena que un ser tan sensible tenga que mezclarse con los humanos que somos tan destructivos con la naturaleza y con nosotros mismos.
ResponderEliminarMe encanta la foto que has escogido!
Besos
No me extraña los humanos estamos últimamente imposibles. Un besito amiga
ResponderEliminarSí, gracias acepto tu cafecito, muchas gracias.
ResponderEliminarMe encanto descubrir tu blog desde el de Nino, con tu permiso, me quedo viendo más entradas.
Un beso.
Estoy plenamente de acuerdo en que los humanos somos capaces de destruirlo todo. no sé si algún día las máquinas serán capaces de sentir, pero está claro que los humanos nos encaminamos hacia la des-humanización.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Y por ese camino vamos... Y mientras no nos falte el cafelito hay esperanza, a este paso, nos pondrán traje con café y no necesitaremos ni taza... Besos amiga. Soy rebelde.
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