sábado, 5 de octubre de 2013

Su hijo...



Cuentan que a Gonzalo Ruíz, sexto señor de Orgaz,  le enterraron dos santos, Esteban y Agustín, porque el señor conde era muy devoto y gustaba de ayudar al clero, por eso les pidió en su testamento a los vecinos de la villa, que siguieran ayudando al clero cuando él falleciese, pero no lo hicieron y, doscientos años después, la parroquia se puso las botas cobrando las deudas atrasadas; así que multiplicad por 200 la siguiente retahíla: “Páguese cada año para el cura, ministros y pobres de la parroquia 2 carneros, 8 pares de gallinas, 2 pellejos de vino, 2 cargas de leña, y 800 maravedís”, como dice su epitafio en la iglesia de Santo Tomé de Toledo.

Bueno, además de a los curas, he de decir que donó lo suficiente para construir un hospital que se dedicase a la cura de la enfermedad del fuego o ergotismo; una que provocan los mismos hongos alucinógenos del centeno y que hicieron famoso el éxtasis psicodélico de Teresa. 
Bueno, ni Orgaz es santo de mi devoción, ni Doménikos Theotokópoulos tampoco, porque fue el Greco quien pintó siguiendo esa leyenda el famoso "Entierro", no siendo para nada tan maestra la obra como la pintan.
Lo curioso del cuadro es el retrato del hijo del Greco, un niño de diez años que señala con su dedo la flor de la manga de la dalmática* de san Esteban. ¿Por qué sabemos que es su hijo? Porque en el pañuelo que le sale del bolsillo se lee claramente “Domenico Theotocopuli 1578”.
La flor que señala es una Caelsalpinia Guilliesii, una flor representada con tres puntas o pétalos que, metáfora iconográfica de la parte superior de la corona que portaba el mismo Esteban, una cruz, y que representaba los territorios de la corona húngara también llamados los territorios de la corona de san Esteban. 


Lo único que digo con esto, es que había un vínculo entre Hungría y Toledo, e incluso con la misma iglesia en la que figura el cuadro, en la que hay un retrato de Isabelde de Hungría, por ejemplo.

Los motivos que tuvo el Greco para incluir este detalle, probablemente político o económico, no lo sé porque apenas he comenzado a husmear en el tema. Os dejo esta primicia, aunque igual ya está más que trillado el tema...

Perdón por el rollo, ahí os dejo un cafelito para el finde.




* La dalmática es la vestidura que se ponían los diáconos sobre la túnica un poco más larga, el color de la misma dependía del acto ceremonial.

10 comentarios:

  1. Yo fui devota de El Greco, hasta que me di con el pico de una ventana. Sigo siéndole muy devota, pero también pongo velas a tantos pintores que ya he perdido la cuenta.

    Buen café.

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    1. Ah, pues yo me di de bruces contra la falta de talento para hacer manos y pies... Hay que ver la de tropezones.

      Gracias, ahí dejo tu tacita preparada.

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  2. Aquí me quedo esperando el fin de las pesquisas. Besos.

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    1. Pues las respuestas no llegarán porque las conclusiones, generalmente, me las roban al vuelo, compañera. Si te interesan te las mando por mail. Besito gordo y feliz semana!

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  3. Con tus entradas aprendo cosas que no me pondría a investigar.
    Creía que me habías perdido en el camino.
    Gracias por ese café de gatito.

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    1. Nooo, yo no te pierdo, amiga mía, me faltaría algo importante en el blog si no vienes a verme!!!

      Gracias a ti, tesoro.

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    1. Pues como le digo a MJ, no puede publicarse nada importante ni de primicia en la red, hay universidades ladronas que esperan como arañas a que una idea se les prenda en la tela. Cerebros mediocres, la plaga de nuestro tiempo, y la del cualquier época creo...

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  5. Tantas historias escondidas, Aquí nadie se aburre contigo linda, y encima ese café de gatito, una delicia!

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    1. Holaaaa, cuánto, cuánto tiempo sin leerte. Has renovado ganas y fuerzas para reemprender la trayectoria bloguera? Bravo! Un cafelito especial para ti. Bienvenida de nuevo.

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