Waewundi
cumple hoy cinco años y es feliz. Sabe que el año que viene irá a la escuela
aunque está un poco lejos. Está contenta, saldrá con su hermano mayor apenas
amanecido y se siente fuerte y segura para hacer el largo camino de ida y vuelta. Está aprendiendo a dibujar en el suelo terroso con un palito.
Comentan que el hombre falleció sin motivo.
La
cosecha del viejo Burundai no le cubrirá las medicinas.
Su
mamá ha perdido al bebé.
Al
salir de la iglesia el domingo cogida de la mano de papá, Waewundi escucha al pastor decir en voz baja: “Tu hija tiene la mirada de la bruja”. No le cree, no le dice nada a su mujer pero el domingo
siguiente sigue preocupado. Cuando finaliza la liturgia y todos se han
marchado, el papá de Waewundi se acerca al pastor para saber más. “Tu hija
tiene el espíritu de una vieja en su cuerpo; se lo puedo sacar por 50.000
nairas y dos o tres cerdos; si no lo haces deberás abandonarla. Mira cuántos
acontecimientos negros suceden junto a ti, y en tu casa misma. Está gravemente
endemoniada. Os atenderé mañana”.
Todavía de noche, con dinero para colegio de Waewundi en su bolsillo y las dos crías de cerdo en el saco amordazadas parten hacia el pueblo padre e hija. La niña está confundida, piensa que esa es la hora de ir a la escuela y sonríe. La mamá duerme. El hermano mayor no. El pastor espera impaciente el dinero.
El espíritu de la vieja ya no está dentro de ella. Waewundi se ha tragado obediente
el ácido porque no puede perderse el colegio el año que viene cuando cumpla los
seis. Tiene la laringe quemada y no puede comer. Solo bebe agua y leche. Cerca
de su casa han muerto cinco niños porque el pastor le dice a su mamá y papá que
tienen ojos raros. Hoy le ha visto pasearse de nuevo por la calle y
cuenta a su papá que ha encontrado a siete menores de dos años en peligro. Les
hace beber ácido o vivirán en la calle, como Ahsun, Marharlda, Nionbei y
Nianfenbo, ellos son brujos, y les tiran piedras y les hacen cosas feas por las noches.
Waewundi
murere de inanición y no comienza el colegio.
Este relato
está basado en hechos actuales, hoy día, miles de niños son abandonados o
mueren al ingerir el ácido, porque quienes supuestamente cobran por ser
poseedores del don divino captador de brujos, se hacen millonarios; cada día aumenta
más el negocio y la superstición de los familiares hace que éstos se sientan
aliviados al perder a los niños, incluso bebés, de vista.
NO QUIERo nI IMAGINAr Su MIEdo…
Hoy, una denuncia al chocolate Nestlé... económico y trabajado por niños.
Mi regalo hecho con tanto cariño como siempre de parte de Sindel...
Se me ha puesto el estómago en la boca.
ResponderEliminarSe leyésemos estas noticias cada día no podríamos vivir de dolor.
EliminarAy por dios! Me quedé helada con esta historia, más sabiendo que es algo que pasa, que está pasando y me pregunto cómo puede ser que esto no se pueda parar!!!
ResponderEliminarEsta vez me voy de tu casa con los pelos de punta, y una sensación tremenda de dolor y tristeza! Es fuerte, pero me parece muy bien que lo hayas mostrado!
Un beso enorme.
Ya sé que todos tenemos la conciencia de que estas cosas existen, pero acababa de leer esta historia y me llenó de miedo y horror el pensar en los bebés a los que hacen tragar el ácido.
EliminarNo quería postearlo pero me pudo la denuncia.
Un beso, corazón.
La ignorancia y la pobreza, el miedo y la barbarie...todo eso hace esa rara mezcla en la que los que menos tienen caen para nunca salir del pozo. Terrible!
ResponderEliminar=(
¿Y que sean pastores o miembros de la iglesia los que más abusan de los niños y se enriquecen gracias a la falta de conocimiento de los pobres a los que ellos mismos se lo niegan?
EliminarUna vela le pongo a Apolo para que les eche una maldición d elas suyas.
Qué horror!!! Se estremece al alma de solo pensar que esto real, en un aquí y ahora.
ResponderEliminarDejas una impotencia y tristeza, pero que bueno que lo hayas mostrado.
Cariños….
Es muy actual, se cuentan hasta 50.000 niños brujos abandonados o con laringes y bocas quemadas.
EliminarSiento dejarte en estado triste pero no pude resistirme. Te aseguro que las lágrimas no las pude contener mientras escribía el texto tras leer la noticia.
Un beso.
Pues vaya, hoy lo que nos dices es aterrador. Me ha dejado sin palabras, puedes imaginar que ocurren cosas pero parece que te duele hasta que no te llega alguien y te dice, mira, mira, esto ocurre. Pues soy de los que... boicot a la marca Nestlé.
ResponderEliminarUn beso.
Creo que la conciencia la tenemos todos muy alerta, pero ver las caritas de estos niños en las noticias de la prensa, entubados algunos para que sobrevivan porque no pueden comer. Viviendo en bidones vacíos, en cajas de cartón... se han hecho su propio barrio y allí van todos a parar, cientos en cada grupo. Espantoso, Oskar.
EliminarBoicot a Nestlé. Ya somos dos.
Beso y gracias.
Que barbaridad... Que tristeza que estas cosas sucedan...
ResponderEliminarY suceden...
Un abrazo fuerte
Lo terrible es que se permita, que las familias sientan alivio y que acusen muchos familiares a los niños si pasa una desgracia en la casa...
EliminarHorrible.
Un abrazo, amigo mío.
Me he quedado sin palabras tras leerte, Verónica.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Lo mismo me ocurrió cuando leí la noticia, no la pude pasar por alto.
EliminarNo sabes cuánto lamento, sobremanera, que quienes debían apoyaros se echasen atrás. Es horroroso vivir esa que podríamos llamar soledad social, el nunca sentir la espalda cubierta cuando tienes una buena idea y te esfuerzas por llevarla a cabo, tratando de convencer a los demás de una mejora, de un beneficio para todos. No se puede luchar por nadie, amigo mío.
Bravo por esos casi tres niños paridos, los títulos son geniales e imagino que el contenido también.
Este es mi parto de papel http://www.uv.es/sphv/12/09_ressenyes04.pdf
Beso, compañero.
Buenos días, Verónica:
EliminarEn cuanto pille una señal con más calidad descargo tu libro. No sabes las ganas que tengo de leerlo, gracias por compartirlo.
¿Así que te gustan los títulos? Te agradezco que me lo comentes. Es importante saber qué cosas funcionan. Confío en acabar la corrección del borrador en breve, ya te cuento.
Reconozco que las decepciones personales me afectan; pese a los años, soy neófito en el tema de las emociones. Eso hace que viva las ilusiones y las decepciones con mucha intensidad. Lo bueno de mi eterna condición de primerizo emocional es que, pasado el momento quejumbroso, vuelvo a ilusionarme con cosas sencillas.
Esta entrada me parece de lo mejor que he leído en mucho tiempo, Verónica. Admiro tu capacidad para la narración sucinta y la descripción precisa. Releer tu relato del “horror” en el que viven millones de personas, hace que le pierda el “miedo” a mis pequeños contratiempos.
Un fuerte abrazo.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarTREMENDO!!! DESPRECIABLE!!!!
ResponderEliminarbesos
Y eso se queda corto, amiga mía.
EliminarUn beso.
No hay enemigo peor que la ignorancia y la superstición, si algo debemos temer en la vida es precisamente eso, sólo a través de la educación y la cultura se vence ese ignorancia, y una vez vencida, sabremos como volver las supersticiones contra aquellos mismos que tratan de imponerlas.
ResponderEliminarBuen relato, instructivo y muy crítico.
Saludos
Bienvenida, Narci.
EliminarHay veces que pienso que hay personas cultas, médicos, abogados, licenciados, maestros, diplomados, autodidactas, no importa de qué profesión sean, que pueden llegar a ser más dogmáticos y miserables que cualquier persona que no haya tenido oportunidades de culturizarse pero sea realmente capaz de razonar.
Pienso que la ignorancia o la superstición no tienen que ver con la formación, la educación o la cultura, sobre todo si invade toda una nación y las personas son "fabricadas" únicamente como carne de cañón. No sé, hay días en que pienso que sí y otros lo replanteo de otra forma, pienso que con unos buenos formadores agnósticos en las escuelas, unos pocos niños cambiarían al menos el hogar que formen en el futuro... Hay tanto que debatir, amiga mía.
Cualquier día delante de un cafelito. Un abrazo y muchas gracias por venir y opinar.
Ya lo han dicho todo, triste, pero muy triste y penoso.
ResponderEliminarBesos Censu.
No acabaremos nunca de erradicar la palabra barbarie, amic meu.
EliminarBeset.
Este es uno de mis miedos. Religiones, creencias, abusos, crueldad con los más inocentes.
ResponderEliminarQué triste y dura es la vida para muchos.
Besos amiga.
¿Como es posible que haya tanta maldad en el mundo? ¿Donde están los dioses que permiten estas atrocidades? ¿Que clase de mundo es este que permite esas realidades sin sonrojarse?
EliminarDan ganas de apearse.
Un abrazo.
Leonor y Juan,
EliminarMientras se amparen en las leyes estarán a salvo los abusos, además las supersticiones se las montan bien algunos, tú te la crees cuando te la digo yo que soy superior a ti y soy la representación de la divinidad y luego te proporciono por una módica cantidad la solución al problema que yo mismo te he creado...
Ay, Juan, el humano solamente se sonroja si la "mier..." salpica su puerta.
Cuando estudiaba atropellaron a una chica "cualquiera" en la carretara de la universidad y no pasó nada... al año atropellaron al hijo de xxx e hicieron rotondas, desvíos, entradas, pasos de cebra, semáforos... faltaba un circo. La chica murió, al chaval no le pasó nada.
Un abrazo, queridos amigos.
Verónica, impresionante historia nos cuentas, amiga...Qué dolor y qué tristeza, pobres niños, cómo son engañados por la avaricia y frialdad de unos pocos...El miedo, la superstición y la ignorancia se apoderan de las gentes y dejan morir a sus niños...Mi gratitud por la información, pero muy duro, Verónica...Eres fuerte al contar estas historias, amiga.
ResponderEliminarMi abrazo inmenso y mi ánimo.
M.Jesús
Creo que la familia siente hasta una liberación por sacar tan "fácilmente" el mal de su casa. Es terrible. Hay tantos sucesos escalofriantes. ¿Has leído sobre las niñas que alimentan como a las ocas que comen 24 horas para cebarlas? es espantoso.
EliminarUn abrazo y gracias por el ánimo.
Como puede ser posible que estén pasando esta clase de atrocidades en el mundo. Y los niños, los más vulnerables, los que más sufren. Un relato muy conmovedor.
ResponderEliminarSaludos
Y son los de arriba quienes lo fomentan, que es peor.
EliminarUn abrazo, compañera.
Hoy no hay sitio para la sonrisa en tu entrada, amiga Vero. Solo te dire que yo hace mas de diez años que le hago boicot a Nestle.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pues yo soy tan pánfila que no había caído, sabía de los grandes abusoalmacenes, abusozapatillas, abusoropadeportiva... pero de esta marca no. Me avergüenzo de haber comido sus productos.
EliminarNo, no hay sonrisa cuando se denuncia a no ser que haga efecto.
Un abrazo, amigos.
Horrible, parece mentira que sucedan esas cosas, y que haya gente que crea esas majaderías y se deje matar la hija, tremendo, me quedo sin palabras.
ResponderEliminarUn abrazo
Todavía tengo el estómago revuelto, Carmen. Parece mentira pero es así de terrible, y nadie lo para.
EliminarAbrazo.
Estremecedor relato. La verdad es que comparado a este terrorífico miedo que describes, el nuestro queda ridículo. ¿Sabremos nosotros lo que es sentir miedo de verdad?.
ResponderEliminarMi felicitación por el realismo de esta entrada.
Un abrazo.
No creo... yo he sentido mucho dolor, desesperanza, inseguridad, frialdad, falta de apoyo... pero ese miedo debe ser terrible y más en los indefensos que simplemente actuan por orden de los padres sin entender nada...
EliminarMuchas gracias, Fanny.
Un helado de chocolate y tu beso de hoy.