A mediodía. Permanece esta orden en mi cuerpo porque mi cerebro no la procesa. Me siento en el sillón por no perder el control sobre las raices que detienen mis brazos apoyados. Mejor la silla. El café de la mañana sigue en la taza. No huele ya a café, solamente huelo tierra, humedad y armario cerrado. No siento la temperatura de la habitación ni la estación del año. El único control, aunque minúsculo, que mantengo es con la orden "a mediodía". Solo necesito que las cuatro paredes permanezcan, que nada se mueva, que se mantengan los zumbidos y latidos de mi paladar. Poco a poco voy siendo consciente de que me tengo miedo, de que tengo miedo, de que estoy más allá del cansancio. Las doce, es la hora.
Mi sentir igualaba la perspectiva de la imagen que ofrecía, la cafetera se veía de frente, la taza desde arriba, el plato con un punto de vista intermedio, la cuchara desde abajo y la mesa desde lo aéreo. Nada, nada se asentaba.
Mi sentir igualaba la perspectiva de la imagen que ofrecía, la cafetera se veía de frente, la taza desde arriba, el plato con un punto de vista intermedio, la cuchara desde abajo y la mesa desde lo aéreo. Nada, nada se asentaba.
Feliz semana y mejor café, compis...
Mujer con cafetera de Paul Cézanne.
Lo has explicado muy bien, como es tu habitual costumbre.
ResponderEliminarSalut y buen café.
ResponderEliminarEs sorprendente como la mente es capaz de interpretar lo que los sentidos perciben, formando una imagen tan irreal como nefasta. Aunque seguramente, cuando esto ocurre, es porque nuestro cerebro no tenga otra forma de avisarnos de que algo funciona mal.
ResponderEliminarEs difícil expresarlo con palabras. Te felicito porque te has acercado muchísimo.
Saludos.
Qué bien los has descrito!
ResponderEliminarUn fuerte abrazo
=D
POR EL ASPECTO DE LA SEÑORA, ESE CAFÉ DE SER "CERRERO". (CAFÉ SIN AZÚCAR EN COLOMBIA).
ResponderEliminarABRAZOS
Buenos días, Verónica:
ResponderEliminarEnhorabuena por tu relato. Has recreado esa sensación de cansancio de estar cansado que ocasionalmente me acompaña, y la has recreado con un sentimiento que confío sea producto de tu ingenio creativo, no de tu estado actual de ánimo.
Un abrazo, compañera.
Indudablemente huele a cansancio,a un cansancio profundo.La mente de tu protagonista sólo es capaz de procesar una orden que, por sí sola, poco o nada dignifica. "A mediodía".
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Quizás pudiera entenderlo, lo entendí ... me lo temí ... yo también me asusté.
ResponderEliminarUn abrazo, Censura
Se adormecen los sentidos, se reinterpreta el espacio en tu relato.
ResponderEliminarEl final pareciera cubista, creo que por eso la pintura escogida es perfecta.
Beso
Imposible detenerse a pensar, no hay tiempo, no hay necesidad, no hay lugar.
ResponderEliminarSaludos,
J.