HALLOBLOGWEEN 2012...

Fue en Transtown donde se fundó el Campamento agrícola de la CAP (Comunidad de Ayuda al Pueblo) Las tierras secas y el poco fecundo suelo había provocado una grave hambruna. Pedro Mudejar vino a ayudarnos, a las 1200 personas que quedábamos con vida. Comenzamos a crear canales y a preparar la tierra; los domingos, el Señor Mudejar nos hablaba de hermosos temas que no entendíamos pero su voz era, al principio, como la del sonido del viento. Con el tiempo, sus palabras cambiaron, nos producían temor y frío en el corazón. La tierra no mejoraba y niñas vírgenes aparecían embarazadas. Anunciaba un fuego que bajaría del cielo y quemaría el mundo sin piedad, y el Señor Mudejar comenzó a llamarnos de una forma extraña, "Discípulos del Creador". Quienes dejaron de escucharle los domingos, aparecían calcinados. Nadie faltaba los domingos.

Temiendo la destrucción anunciada nos obligó a construir una ciudad bajo tierra. Muchos murieron por la falta de alimento. Nadie sabía lo que el Señor Mudejar comía. Arroz y serpiente, nuestra comida habitual.

Cuando la ciudad estuvo terminada vinieron más de 900 personas de pueblos vecinos. Muchos más llegaron porque prometía un paraíso regenerador y nunca tanto niño había corrido por el pueblo, regalo del Creador porque todos tenían casi el mismo rostro.

Los discursos siguieron y una fecha nos fue anunciada para el final, quienes siguieron mostrando su incredulidad eran encerrados en una estrecha caja de madera y quienes intentaban escapar reaparecían con la mirada oscura. Algunas de las nuevas personas que llegaban nuestro poblado, habían traído algunos animales y resistentes semillas porque gustaban de los discursos del Señor Mudejar. Guardias armados rodeaban el pueblo, sus seguidores decían que nos protegían.

Los niños y las niñas sin padre fueron todos entregados a la Comunidad y llamaban al Señor Mudejar "papá"; también los adultos le llamábamos así. Los niños malos eran electrocutados en los genitales.

El Señor Mudejar enfermó unos días antes de la fecha anunciada y dejó de salir de su cabaña. Una noche los adultos bajaron botellas, muchas botellas a la subterránea Ciudad Sagrada.

El Gran Día del Creador, noche oscura y sin luna, todos bajamos con los guardias a la Ciudad Sagrada para protegernos de la lluvia de fuego que no tardaría en comenzar. Me mandaron llamar al Señor Mudejar y decirle que todos estábamos listos. 

Mientras el Señor Mudejar bajaba los primeros peldaños de tierra recordé haber dejado a mi conejo sin comida, me di la vuelta y salí corriendo. 

Cuando llegué de nuevo a la entrada vi que todos dormían, todos tenían una botella cerca que parecía haber sido compartida. Nunca despertaron y el mundo sólo finalizó para ellos. Yo seguí viviendo y contando esta historia a nis hijos y nietos.

Todo lo relatado está sacado de la realidad... aunque ésta es todavía peor.