Viene la bruja y te comerá...

Ya no engaña a nadie, todos conocen a Baba Yagá, la terrible anciana del bosque cuyo esquelético cuerpo está cubierto de una piel arrugada y dura. La vieja huesuda nunca se detiene a descansar en ningún lugar porque su casa tiene patas, unas patas de gallina siempre están en movimiento. Es una vieja impaciente y malhumorada que gusta de adornar su casa con una cerca de maderas podridas coronada cada una con un amarillento cráneo; en cada cráneo brilla la luz de una vela, ya que por donde la casa pasa todo oscurece... 

La cerca protege la enorme cantidad de carne y el vino que posee en su interior con la ayuda de las esprectrales manos de los tres caballeros, Día Claro, Sol Radiante y Noche Oscura, sirvientes de la mañana, la tarde y nocturnas horas.

Nadie puede entrar en la casa de Baba Yagá si no conoce las palabras mágicas: "Cabaña, Cabañita, pon la espalda hacia el bosque y la puerta hacia mí". 

Sus picudos dientes de acero, que afila de cada dos por tres royendo árboles, rompen los huesos de los humanos tiernos que devora. Necesita muchos cuerpos calientes cada día, no es capaz de parar de comer más de media hora; sin embargo, siempre conserva su aspecto flaco, enfermizo, gris y arrugado.

Sus poderes son muchos, de un taconazo en la húmeda tierra puede sufrir la metamorfosis que guste, de persona o de animal. Lo que más le gusta es convertirse en tierna anciana y en chacal.

Hay niños que entonan una canción protectora que repite en cada estribillo: 

Baba Yagá, Pata de Hueso

estoy bendito,

estoy bendecido.

Tienes miedo, Pata de Hueso

vuela en tu olla

y marchaté ya.

Porque tiene una pierna delgada, la de la Vida, y la otra pierna descarnada, la de la Muerte, anda cojeando y le duelen los pies; por eso, cuando escasas ocasiones se detiene, pone sus cansados y doloridos pies en remojo con sangre y sal; aunque la mayor parte del viaje lo haga sobre una olla o un mortero a modo de barca, remando despacio con una escoba de plata en una mano que borra las huellas que deja la casa y  una maza en la otra.

Dicen en algunos lugares que han visto a dos, la que guarda el agua de la vida que renace y la que guarda el agua de la muerte que perece.
Cuentan que es una leyenda, pero yo sé que es verdad...

Os dejo la pócima que evitará que se os acerquen....