Vosotros que encontrásteis a vuestra persona.
Vosotros que tenéis una mano para sostener con ternura.
Vosotros que contáis con un hombro para apoyar vuestra amargura.
Vosotros que tenéis un cuerpo que culmine vuestras pasiones.
¿Os habéis sonrojado alguna vez por vuestra felicidad aunque una única vez fuere?
¿Habéis pensado en guardar un minuto de silencio por aquellos que cargan soledades?
FELIZ DÍA....
Mejor que guardar silencio es hablar con ellos. Un abrazo
ResponderEliminarIntento dar gracias cada día por tener lo que tengo. Palabra.
ResponderEliminarSalut
Sí que me hecho más de una vez esa reflexión, dándole gracias a la vida por tener unos labios a los que besar, un hombro en el que apoyarme, una persona con la que caminar, unos amigos con los que convivir. Me ha gustado tu reflexión desde el otro lado de la soledad.
ResponderEliminarUn fuerte abrazo.
Breve y contundente, hay quienes no tienen la compañia que desearían. Ni algo que se le parezca.
ResponderEliminarUn abrazo.
No se puede pedir perdón, ni tan siquiera sonrojarse por una cosa que no has hecho, y porque ignoras si la soledad de tu vecino o compañero es o no desada o permitida. Una Abraçada, guapa!!!
ResponderEliminarTremenda llamadaala conciencia individual.
ResponderEliminarCreo que siempre se plantea esa llamada, ese aguijón que se clava cuando sientes que otros no viven esa felicidad que posees,puedes echar la cara a otro lado o puedes intentar en la medida de tus posibilidades hacer que al menos quien está cerca de tí no sienta esa soledad o esa infelicidad, pero bueno no siempre las cosas son como nos gustaría.
ResponderEliminarHoy un café fuerte.
Besos.
UN PLANTEAMIENTO PARA POLEMIZAR.
ResponderEliminarABRAZOS
Si, lo hago, guardo silencio por los que no puedo ayudar y ayudo en lo que puedo a los que puedo, la soledad es muy triste.
ResponderEliminarDesde mi lugar de descanso te visito, leo y agradezco, tu compañía y recuerdo.
Un abrazo.
Ambar
Verónica, gran reflexión profunda y certera...Si fuéramos conscientes de lo que tenemos, seríamos más solidarios y agradecidos.
ResponderEliminarMi abrazo y mi cariño.
Yo creo que las buenas compañias se pueden encontrar en todos los que nos rodean, pareja, amigos, familia. Los que tenemos al menos alguna de esas cosas ya nunca más estaremos solos. Pero también creo que la soledad elegida es buena. Un beso.
ResponderEliminar¡Hola! Me gusta y no la idea. Hay soledades buscadas, no deseadas y merecidas. Cargar con todas esas soledades sin saber su origen es algo que terminara pesando más de la cuenta.
ResponderEliminar¡Un abrazo!
Este relato lo escribí por Navidad.
ResponderEliminarSe acercaban esas fechas malditas cuando el sentir se hace denso como la tristeza y ella, estaba sola consigo misma; envuelta en su mundo de ficción que se mezcla con la realidad también maldita. Sobrevivía gracias a su pensión, sabía que cada mes tenía que ir al banco y que el resto de los días, se los comía ella sola, sola, siempre sola con los sueños por cumplir...Todo le ahogaba y nada en su vida pasaba en balde sin recordarle cosas perdidas, cosas que ya no se alcanzan porque el tiempo ya pasó.
Se acercaba la Navidad y aquel anuncio de la televisión la hizo llorar. Aquel día tenia en la cocina tocino decongelado para hacerlo con unas lentejas. Sensible de corazón aquel pesar se hacía más cercano cuando ya estaba cansada de vivir; de soportar y soportarse a si misma, del engaño del día a día en sus paseos por el barrio con gente ausente para decirle un buenos días...La soledad con sus garras la atrapó y ya no la soltaba...
Pero aquel anuncio con una persona de su edad la conmovió. Las ganas de morir se acrecentaban por acabar con toda la miseria que arrastra la soledad; el dolor que no se ve, el silencio que grita y grita sin tener gente cercana...y pasaban las horas delante de la ventana viendo a la gente pasar. Se inventaba diálogos, monólogos y hasta se enfadaba con los locutores de la televisión. La vida pasaba y pasaba por no saber donde echarla en el mismo día en que asumió su soledad. Antes se engañaba sin que esa fiera la carcomiera pero ahora se sentía completamente atrapada...Lloraba.
Aquel anuncio de TV le rasgaba las entrañas; aumentaba la frustracion de sentirse traicionada en su intimidad. RNE anunciaba el teléfono de la esperanza que tanto acompaña a la gente en estas fechas y ella quiso llamar. No sabría como expresarse ni de qué manera contar cómo es ese monstruo que cada día la acechaba en sus silencios. Quizá la maraña y su emoción no la dejarían hablar de esas cosas que seguramente al escucharla, la telefonista se reiría de ella...
Marcó 957 47 01 95. La atendieron enseguida y ella lloraba sin articular palabra... La cabeza iba a explotar de un momento a otro y la voluntaria la tranquilizaba en su intento...María lloraba y lloraba porque alguien desde otro sitio de su ciudad, le preguntó simplemente ¿Qué le ocurre a usted?...Pasaban los días sin un buenos días ni un por ahí te pudras...Siempre pasaban los días en su soledad y su anonimato...Me llamo Maria Écija Garcia y estoy sola...
La verdad es que alguna vez; menos de las que debería, somos egoistas y miramos por nuestro bienestar, y los demás, no pensamos.
ResponderEliminarUn abrazo
Igual no soy tan buena como creía...pero si, doy las gracias porque he tenido suerte en el reparto de la soledad.
ResponderEliminarBesossss
Bueno yo tengo amigas que me hacen este reproche: pero tu no estas sola.....y que me han hecho sentir culpable. Pero despues de vivir empapada en soledades desde una edad temprana he llegado a pensar que no es justo para mi culpabilizarme por algo que me ha dado el azar, la suerte o la vida. Eso si tengo un iman para aquellos que estan solos intento escucharlos, estar pendiente de ellos, dedicarles tiempo....vamos lo que querria que hicieran conmigo si estubiera en su lugar. Nos has hecho una sacudida de conciencias que vaya....besos.
ResponderEliminarCada uno tiene sus cuitas y sus soledades,valoro todo lo que tengo pero no lo tengo todo y sí, pienso en los que tienen aún menos que yo.
ResponderEliminarUn beso
Duele amiga, duele vivirlo y la reconoces cuano está cercana. Mi mano siempre está tendída...
ResponderEliminarUn beso, revuelvo a ver si esta vez consigo arraigar. Café y tostada?
Verónica, tu pregunta me ha dado en plena cara!
ResponderEliminarQué certera!